Sentido
El mes de diciembre para los centros educativos cristianos es el mes de la solidaridad. Es un mes para darse cuenta de que Dios se nos da gratuitamente. Y que la única “foto” auténtica (o en lenguaje más eclesial, sacramento) que tenemos es el ser humano. De ahí que sea el mes de preocuparnos de Dios, de preocuparnos de todo ser humano. Y por eso surgen infinidad de experiencias educativas de atención al empobrecido, al necesitado: a ese Dios que nos necesita en el rostro desfigurado del “otro”.
Aunque lo subrayamos este mes, nuestra tarea es proponer que esta experiencia vivencial inunde todos los meses del año, todas las semanas, todos los días… O dicho en lenguaje más clásico: proponer la santidad a nuestros destinatarios y destinatarias.
La campaña
La Operación Kilo, que con este o con otros nombres se lleva a cabo en muchos centros educativos, sigue esta clave de motivar y presentar experiencias ricas en humanidad y en atención al empobrecido. Consiste en recaudar kilos de alimentos, de juguetes, de ropa para los empobrecidos de nuestro entorno, cuyo número, por desgracia, sigue aumentando cada día.
La campaña puede tener distintos horizontes: se puede organizar para el centro educativo o abrirla también a la parroquia, al barrio o incluso, como se realiza en Ourense desde la Asociación Xuvenil Amencer, a toda la ciudad.
Motivación
Conviene cuidar la motivación de los voluntarios y voluntarias, destinatarios y destinatarias que trabajan en la campaña. La comisión de solidaridad de Amencer se encarga cada año de buscar una motivación distinta y llamativa que ayude a comprender y a “ver” esta problemática. Si se realiza bien esta motivación, conseguimos que esa sensibilidad esté presente todo el año o, por lo menos, en los momentos fuertes que distintas entidades nos recuerdan. De ahí que se gasten energías en diseñar sencillas pero atractivas presentaciones del problema de la pobreza de nuestro mundo.
A modo de sugerencia indicamos algunas propuestas que hemos realizado
- Mesas redondas en las que representantes de colectivos que trabajan todo el año en nuestra ciudad nos cuentan su trabajo, sus experiencias y sobretodo su vivencia. Pueden ser miembros de Cáritas, de ONG que trabajan con los sin techo o con inmigrantes empobrecidos, del albergue municipal de transeúntes… Lo más interesante de estas mesas redondas no es lo que se expone sino las respuestas que se dan a los interrogantes de los oyentes.
- Una exposición en blanco y negro sobre zonas empobrecidas de nuestra ciudad. Realizada por un fotógrafo profesional del periódico local o por un amigo amateur que le gusta la fotografía. Para que sea más impactante, se puede realizar con fondos de cartón, o de latas o de material de desecho que encontramos en la basura.
- Un cuento con soporte visual –sea en “punto poderoso” o con las clásicas transparencias–, que tenga el valor de la solidaridad como eje central. Algún narrador o narradora con cursillo de cuentacuentos o sin el, pero con algo de gracia, puede hacer ver y entrar en la historia del cuento, no sólo a destinatarios infantiles sino también al mundo adolescente y adulto.
- Muestra de datos preparados gráficamente: los del último informe FOESSA, por ejemplo, que indican con una precisión que asombra a todos la pobreza de nuestra propia ciudad. El que comenta los gráficos subraya los datos adecuadamente… Muchos que vivieron esa experiencia hace unos años quedaron impactados y recuerdan todavía el hecho de que el 4% de los habitantes de Ourense pasan hambre (sic).
- Una exposición organizada por una ONG que trabaja sobre la pobreza en nuestro mundo. Puede servir, por ejemplo, la exposición de JTM (Jóvenes del Tercer Mundo) sobreLos niños de la calle: ayuda y motiva sobre esta realidad tan cercana a ellos por la edad.
Hay infinidad de propuestas más. Lo importante es acertar en que nos llegue al corazón… porque la cabeza ya tiene demasiados datos (pero fríos, muy fríos, demasiado fríos) de esta realidad. El objetivo de estas acciones motivadoras es que nos impacte, que rompa nuestras defensas, que nos complique la vida… para hacemos caminar hacia el otro, hacia esa fotografía de Dios que todos podemos tener y tocar.
En nuestras carteras (y sobre todo detrás de ellas, en el corazón) podemos tener la foto en blanco y negro de nuestros hermanos empobrecidos que nos exigen justicia y un reparto equitativo de nuestra riqueza (sí, de la nuestra).
Xulio César Iglesias