El CONSUMISMO, PRIMERA RELIGIÓN GLOBAL en el MUNDO

1 julio 2004

El informe anual sobre «La situación del mundo, 2004» del Worldwatch, instituto estadounidense sobre el medio ambiente y el desarrollo, dedicado este año a la sociedad de consumo, pone de manifiesto que “el consumismo se ha convertido en la primera religión global en el mundo y que la Tierra ya no puede aguantar esta situación”. Así lo explicó en su presentación uno de sus autores, Gary Gardner. He aquí otros datos:
► Más de la cuarta parte de la humanidad -unos 1.700 millones de personas- ha entrado a formar parte de la clase de los consumidores, adoptando el modelo de alimentación, transporte y forma de vida exclusivo durante el pasado siglo en los países ricos de Europa, Norteamérica y Japón, y sólo en China, 240 millones de personas han engrosado esta lista.
► La cuota de consumo privado de los países altamente industrializados de Europa y América del Norte (el 12 % de la población mundial) llega a un 60 por ciento del total mundial. En estas regiones se gasta en helados casi diez veces más del dinero necesario para poder vacunar a todos y cada uno de los niños de este mundo. En el África subsahariana el nivel de consumo ha disminuido en un 20 por ciento.
► «El consumo tiene un carácter casi religioso en los países capitalistas», hasta el punto de que, en tiempos de estancamiento económico, el consumo es declarado como “deber nacional” para movilizar el crecimiento económico.
► Desde 1970 hasta hoy se ha registrado un aumento en la economía al tiempo que el deterioro ambiental alcanza el 35 por ciento.
► El impulso consumista se produce para satisfacer una necesidad ante un estímulo constante, por lo que una gran proporción del gasto de los consumidores se destina a bienes cuya utilidad para sobrevivir o para el propio confort son discutibles, como caprichos diarios en forma de refrescos, dulces o incluso joyas.
► En Estados Unidos hay más automóviles que personas con carné de conducir. En Europa más del 90 por ciento de la población es clase consumidora.
► La desigualdad es grande: mientras 1, 7 millones de personas pueden consumir, 2,8 millones deben luchar por su subsistencia contando con menos de dos dólares por día. En EEUU, un 5% de la población mundial utiliza cerca de un cuarto de las energías fósiles del mundo, es decir, carbón, petróleo y gas. «Si China gastase petróleo del mismo modo, necesitaría 90 millones de barriles por día. La producción total mundial en 2001 fue de 79 millones de barriles».
► Cada año se fabrican 5 billones de bolsas de plástico en el mundo, de las que el 80 por ciento se consumen en Norteamérica y Europa. Se ha triplicado la puesta de huevos al año de las gallinas ponedoras y se ha disparado la fabricación de agua embotellada, cuestiones que conllevan elevados costes ambientales.
► El gasto de los hogares se ha multiplicado por cuatro desde 1960. Ha aumentado el consumo de chocolate, langostinos, refrescos con burbujas, teléfonos móviles, papel o algodón.
► El incremento de los problemas de obesidad y de endeudamiento, la falta de tiempo y la degradación ambiental son síntomas de que el consumo excesivo está deteriorando la calidad de vida. El tabaquismo mata a 5 millones de personas, y la obesidad afecta al 60 por ciento de la población americana.
► Según Gardner, se puede reducir el flujo de materiales en los países industrializados en un 90 por ciento y seguir con un nivel de calidad de vida alto. Y se puede reducir un 90 por ciento el uso de recursos sin perder calidad de vida.

 

► Es posible otro modelo de consumo: para ello es necesario un cambio de mentalidad y de patrones de consumo que den énfasis al bienestar y no a la abundancia, para poner en marcha una economía sostenible.
► Para evitar o, por lo menos, suavizar las consecuencias devastadoras de la “revolución consumista” sería necesario despachar leyes sobre empaquetado y establecer un claro compromiso para introducir en el mercado productos de alta calidad y larga vida. En el futuro se debería resaltar el bienestar personal en lugar de la riqueza. Todos deberíamos preguntarnos: «¿Cuáles son mis necesidades reales, y cuándo tengo suficiente?»

 

Para hacer

  1. Responder a la última pregunta.
  2. El informe no analiza las causas del empobrecimiento y asesinato por hambre de más de cien mil personas diariamente. Nuestro consumo opulento está detrás

 

Todas las apelaciones a poner coto al consumo global excesivo son sólo creíbles si cada uno de los habitantes del planeta ejercita la moderación al consumir. ¿Qué podemos hacer nosotros?

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