Las caras

1 marzo 2003

Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa. El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subir las escaleras se topó con una puerta semiabierta; lentamente se adentró en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto había mil perritos más observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos. El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los mil perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. ¡El perrito se quedó sorprendido al ver que los mil perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él! Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando:

 

-¡Qué lugar tan agradable! ¡Voy a venir más seguido a visitarlo!

Tiempo después, otro perro callejero entró al mismo sitio y se encontró entrando al mismo cuarto. Pero a diferencia del primero, este perro al ver a los otros mil perritos del cuarto se sintió amenazado ya que lo estaban viendo de una manera agresiva. Posteriormente empezó a gruñir; obviamente vio como los mil perritos le gruñían a él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros mil perritos le ladraron también. Cuando salió del cuarto pensó:

-¡Qué lugar tan horrible es éste! ¡Nunca más volveré a entrar allí!

Ya afuera tornó la cabeza y vio, en el frente de dicha casa, un viejo letrero que decía: “La casa de los mil espejos”.

Carlos Deutsch

 

Para hacer

1.   Leer y comentar después este relato. ¿Qué nos dice? ¿Qué conclusiones sacamos?

2.   El relato terminaba con este aserto anónimo: «No somos responsables de la cara que tenemos, somos responsables de la cara que ponemos.» ¿Estamos de acuerdo? Ponemos ejemplos de lo que hemos visto en otros o de nuestra propia experiencia.

3.   Recordar otra frase: “A partir de los cuarenta años, cada uno de nosotros somos responsables de la cara que tenemos”. O sea: vamos configurando nuestro rostro según lo que hemos vivido… ¿Cómo queremos que sea nuestro rostro? ¿Qué podemos hacer ahora para ello?

4.   El relato está tomado de www.mundomatero.com/parabolas. Allí hay otras muchas que puede servir para la labor educativa y pastoral. Elegir algunas y trabajar con ellas.

 

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