«El anuncio de la Navidad»

1 diciembre 1999

  1. Hola a todos. Hoy queremos presentaros a alguien muy importante en esta Navidad. Se trata de Ángel.
  2. Ángel sabe volar, pintar el arco iris después de la tormenta, cantar «Ave María», y guiar las estrellas por el azul del cielo. Pero todo esto de nada le vale para cumplir el encargo de hoy, que es muy difícil e importante: bajar del cielo a la tierra y anunciar a los hombres de la ciudad el nacimiento del Hijo de Dios.
  3. Mucho tiempo ha pasado ya desde la primera Navidad del mundo, cuando los ángeles, vestidos con preciosas túnicas blancas, volaron en la noche sobre los campos de Belén, cantando: «Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra»
  4. Los pastores se enteraron enseguida de la estupenda noticia y acudieron enseguida al Portal.
  5. Pero en la ciudad no hay pastores, ni rebaños, y en vez de túnicas, Ángel lleva un jersey de lana, pantalón azul y botas. Tendrá que hacer las cosas de otra manera…

 

Ángel: Oh…  Cuanta gente hay en la ciudad (mirando al público), y cuántas luces y escaparates. ¿Por dónde empiezo a anunciar la Navidad? Ya sé. Entrare en esos grandes almacenes donde compra tanta gente. Allí seguro que se entera todo el mundo enseguida.

 

  1. Pero ahí toda la gente tenía prisa. Iban y venían, se empujaban, se impacientaban…
  2. Desanimado porque nadie le hacía caso, Ángel se fijo en un señor alto y sonriente que contemplaba cómo todo el mundo compraba algo.
  3. Ángel pensó que esta era su ocasión de comenzar a anunciar la Navidad a alguien.

 

Ángel: Hola, Señor. Vengo a decirle que se acerca la Navidad…

Señor: ¡Ah, sí! ¡La Navidad! ¡El momento de los grandes negocios! Precisamente estamos en plena venta de objetos navideños. Ocho mil millones tenemos que vender. Un récord. Lo hemos preparado todo ¿Ha visto ya la segunda planta? No deje de subir. Cinco mil bolas de colores adornan el techo. Una maravilla de lujo y espectacularidad…

Ángel: Pero recuerde que… Navidad es paz para los hombres.

Señor: Exactamente, paz. Este año, queremos evitar las prisas del último momento. Las prisas suponen gastos extraordinarios y molestias para el cliente, por eso hemos comenzado antes a vender de todo.

Ángel: Pero la Navidad es luz del alma.

Señor: ¡Luz! Ya está previsto. Doscientos focos de luz azul en la fachada y una estrella gigante en la calle. Toda la noche encendidos porque este año tenemos que llegar a los ocho mil  millones en ventas…

Ángel: Pero el amor de Dios…

Señor: Sí, sí… No lo olvides: la Navidad es el mejor negocio de la historia, si no existiera habría que inventarla. Bueno ha sido un placer escuchar sus ideas, le dejo para que siga comprando. Adiós.

Ángel: Pues sí que estamos bien. Aquí me parece que es imposible anunciar la Navidad. Nadie quiere oír hablar de esperanza, de ilusión… La tierra se llena de caminos de amistad y de amor, pero todos están preocupados por los regalos y los turrones. Que fracaso más absoluto.

 

  1. Y así se marchó el pobre Ángel sin saber cómo anunciar la auténtica Navidad. Estuvo todo el día andando por la ciudad intentando que alguien le escuchase, pero todos tenían la cabeza llena de distracciones que les impedían descubrir la Navidad.
  2. Cuando comenzó a hacerse de noche se sentó en un banco del parque al que había llegado y allí se quedó dormido.

 

Niño 1: Eh, Mirad. Ahí en el banco. Parece un niño.

Niño 2: Vamos a ver quién es. Igual se ha perdido.

Niño 3: Eh, despierta, ¿qué haces ahí en una noche como esta? Te vas a morir de frío.

Niño 2:  ¿Vives lejos? Si te has perdido podemos llamar a nuestros padres para que te acompañen.

Ángel: ¡Huy!, vivo muy lejos. En el cielo.

Niño 1: ¿Quéee? Mira niño déjate de tonterías o llamo a la policía para que se ocupe de ti.

Ángel: Pero es que yo soy un ángel y vivo en el cielo. He venido para anunciar a todos que es Navidad, pero no hay nadie que quiera escucharme. Hasta que habéis llegado vosotros.

Niño 2: Vaya noticia. Si eso lo saben hasta las ratas.

Ángel: Sí, lo saben, pero no lo comprenden ni lo viven.

Niño 3: ¿Qué dices? A ver, explícate más despacio, que nos aclaremos.

Ángel: Pues eso. Lo que llevo intentando decir todo el día. Que la Navidad es celebrar el Nacimiento del Hijo de Dios. Todas las alegrías del mundo tienen en este día su raíz. La esperanza, el amor, la amistad, la familia. Navidad es mucho más que un negocio, un regalo, una reunión familiar o una comilona.

Niño 1: Vale, vale…, nos has convencido. Sólo un ángel puede hablar así de la Navidad.

Niño 2: Oye, por qué no vienes a casa y celebras la Navidad con nosotros. Así seguro que no se nos olvida lo importante.

Niño 3: Eso y así le diremos a mamá que no nos grite por llegar tarde a casa. Un ángel no se lo encuentra uno todos los días.

 

  1. Y así, Ángel, logró anunciar la Navidad aquel año. Todavía quedaban en la ciudad personas capaces de descubrir un ángel del cielo cargado de buenas noticias.
  2. Y ese año la casa de los tres niños se llenó de paz y alegría celebrando la auténtica Navidad. Celebrando el amor de Dios que nace entre los hombres.
  3. Y colorín colorado. Este cuento se ha acabado.

 

M. DEL AMO, Rastro de Dios, Ed. SM, Madrid 1981.

Adaptación: José J. Coma

 

 

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