101 EXPERIENCIAS DE FILOSOFIA COTIDIANA

1 enero 2004

Título: 101 Experiencias de filosofía cotidiana. Roger–Pol Droit. Editorial Grijalbo (210 páginas).

Argumento: Sorprendente guía que nos propone 101 sencillos experimentos para poder vivir casi como si fuésemos filósofos mirando nuestra vida cotidiana con nuevos ojos. El juego propuesto consiste en crear unos acontecimientos detonantes, unos puntos de partida destinados a hacer tambalear una evidencia que creíamos segura. Algunas propuestas son: mondar una manzana con la imaginación, sonreír a un desconocido, oír nuestra voz grabada, acostumbrarnos a comer algo que no nos gusta, etc. ¿Quieres jugar y aprender?

 

Destinatarios y objetivos educativo–pastorales

Libro muy válido para personas adultas, catequistas, madres, padres, educadores, etc. que quieran, por una parte, experimentar, jugar ellos mismos, para conseguir el título de «filósofo de la vida cotidiana».

Puede ser también muy interesante como libro de recursos que nos permite conocer propuestas sugerentes a hacer a adolescentes, jóvenes y adultos, como consecuencia de un diálogo personal, en un momento de un campamento, etc.

Fundamentalmente nos permite trabajar sobre la autoconciencia, reflexionar sobre la vida diaria, romper el miedo, superar el ridículo, desarrollar la personalidad, etc.

 

Guión de trabajo

Este libro conviene leerlo entero, aunque poco a poco, y a la vez animarse a realizar alguna de las propuestas que hace. Posteriormente y en función del tiempo que le queramos dedicar, de nuestra intencionalidad (al final de libro viene una guía con duración y efectos que queremos lograr) y del momento en el que está la persona a la que le vamos a hacer la propuesta, seleccionaremos un ejercicio u otro.

También el azar puede tener importancia: puestos en círculo, cada persona va cogiendo un papelito de un cofre en el que previamente hemos metido 101 papelitos. Antes de empezar a jugar se tiene que asumir el compromiso de trabajarlo en un tiempo fijo ¿Una semana? Posteriormente se pone en común la experiencia y sacamos conclusiones.

Al analizar cualquier experiencia conviene tener en cuenta, al menos, los siguientes elementos:

  1. ¿Qué ha ocurrido?
  2. ¿Cómo me he sentido antes, durante y después del ejercicio?
  3. ¿Qué conclusiones, aplicaciones o aprendizajes he obtenido para mi vida diaria? ¿Para qué me ha servido? ¿Qué he aprendido con ello?
  4. Modificaciones o variantes que haría si tuviera que utilizar este ejercicio de nuevo.
  5. ¿A quién le vendría bien realizar este «juego»?
  6. ¿Tiene algo que ver lo que aquí se dice, se vive y ocurre con la buena noticia de evangelio? ¿Te imaginas a Jesús de Nazaret realizando esta propuesta? ¿Cómo se puede enganchar esta propuesta con la catequesis? (Donde no hay persona…)

Invito a cada lector del libro a que sea creativo y piense en algunas propuestas nuevas, tales como ver imágenes en las nubes; seguir a una persona desconocida por la calle sin que se dé cuenta; hacer una huelga de silencio de 24 horas; coleccionar olores o sentimientos, escuchar el silencio, etc.

Iosu Osta

 

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