ABECEDARIO PARA SALIR DE VACACIONES

1 julio 2008

Eh, eh, espera, que ya sé, que este año no sales a ningún sitio, o sí, pero con el ánimo que tienes mejor te quedabas en casa… Es igual, tanto si este año te vas de crucero, de acampada con los colegas, a la playa con la familia… como si vas a veranear donde normalmente invernas, este abecedario está hecho para ti… ¡Compruébalo tú mismo!

Antes de salir de vacaciones pasa la ITC (Inspección Técnica del Corazón).

Busca un buen mapa de carreteras. ¡No, hombre, no! No hace falta que vayas corriendo a la gasolinera o al súper… Si tienes los evangelios a mano, te serán de gran utilidad.

Coge a Jesús de Nazaret, que está ya cansado de hacerte dedo… ¡No le dejes tirado como el año pasado!

Disfruta de todo cuanto veas, sobre todo de las cosas más simples: La mirada de un niño, la sonrisa de un abuelo, la conversación con un enfermo… se pueden convertir en la séptima maravilla.

Escucha el número 1 de este verano, interpretado por tus hermanos más necesitados. Además este disco no tienes que comprártelo ni bajártelo por Internet.

Fíate de las señales que Dios pone en tu camino. A veces son un tanto chungas, pero te llevarán a buen puerto.

Gasta tu tiempo correctamente. No dejes que la caja tonta o el sofá de sobremesa se lleven todos tus ahorros.

Habla poco, escucha mucho y sonríe a todas las horas.

Invéntate o reinvéntate los días. Que las vacaciones sean largas o cortas dependen de la manera en que las vivas.

Jáctate una, dos, cien veces, de tener a Jesús como compañero de camino.

Libera a tu corazón soñador, aventurero, “hiperactivo,” de tu cuerpo comodón y burgués.

Mantén la calma. En los atascos, en las largas colas pierde tu precioso tiempo. A veces es un ejercicio más que saludable.

No permitas que el sol “se ponga rojo de vergüenza” cada tarde debido a tu aburrimiento, apatía e indiferencia.

Observa a tu alrededor la cantidad de hermanos (que no turistas, veraneantes o guiris) que Dios ha puesto en tu camino.

Pide a Dios que te pase el protector para que “otras vacaciones lo mismo” no te quemen como el año pasado.

Repite a modo de jaculatoria una, dos, diez veces al día: “Nada ha sido ni será mejor que este momento.”

Siembra durante las vacaciones unas semillas de silencio, de oración, de soledad compartida… La cosecha, ya verás, será más que abundante.

Tunea tu vida con un toque festivo, creativo, innovador…

Utiliza las armas de la sonrisa, del perdón y de la mano tendida hacia posibles “bichos insoportables” que puedan amargarte las vacaciones.

Vive los días, las horas, los minutos de este verano de uno en uno y descubrirás el secreto de la felicidad.

X, es decir, multiplica por dos, por tres o por diez los talentos que Dios ha puesto en tu vida.

Y una vez que concluyan las vacaciones…

Zambúllete en la vida de cada día, con las pilas puestas y con un corazón festivo, alegre, “rompedor.”

José María Escudero

 

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