¿Aburrida?

1 marzo 1999

Una asociación de telespectadores ha hecho una encuesta para conocer los gustos televisivos de losadolescentes. La encuesta no tiene gran interés ni por su muestra -muy reducida- ni por sus conclusiones. La más significativa de és­tas es la siguiente: la televisión es muy aburrida. Hallazgo que, ciertamente, no justificaba el esfuerzo. Ahora bien, entre las respuestas de los bachilleres hay otro dato que sí llama la atención: pese a que todos dicen que la televisión es muy aburrida, los encuestados pasan delante del televisor unas catorce horas sema­nales, cifra que además, y por lo que nos dicen otros sondeos, debe ser revisada al alza. O sea, que los adolescentes se abu­rren voluntariamente más de dos horas al día. Uno se queda perplejo: si la tele es tan aburrida, ¿para qué la ven? ¿Cómo es posible que uno pierda dos horas dia­rias en un ejercicio que de antemano sa­be banal? Ahora unamos este dato a otros sobre el mismo segmento; por ejemplo, un sondeo reciente según el cual los adolescentes españoles duer­men una media superior a las nueve ho­ras, a veces hasta diez. Nueve horas de sueño, más dos horas de tele, ya son on­ce horas. A esto hay que sumar las horas de clase: tras la implantación de la ESO,

pongamos que cada adolescente invierte una media de seis horas diarias en el co­legio. Eso da un total de diecisiete horas. Añadamos la comida, la cena y el desa­yuno, con una hora de promedio por ca­da comida: veinte horas. Como además habrá que estudiar de vez en cuando, añadamos otra media hora. Y dado que, según las encuestas, la actividad preferi­da de los adolescentes españoles es «ir de copas y no hacer nada», atribuyamos a estas actividades otro par de horas dia­rias. Pues bien: me pregunto cuándo vi­ven los adolescentes españoles. Entre el cole y la cama se le va la mayor parte del día; y para colmo, dedican un par de ho­ras a aburrirse ante el televisor. ¿Esto es vida? No hace mucho tiempo que los adolescentes eran una especie de furias vitales entregadas al amor, la poesía, el deporte y la rabia de vivir. Los de ahora, por lo que se ve, son entes asténicos que caminan entre un laberinto de enojosas obligaciones y anodinas vocaciones. Lo mismo es por lo de las papillas de cerea­les, pero me parece que estamos ante un bajón hormonal de la especie. Y la culpa de eso no la tiene la televisión.

JOSÉ JAVIER ESPARZA

 

Para hacer

1. Comentar antes de nada: ¿Es aburrida la televisión? ¿Cómo «la vive» cada uno? ¿Cuántas horas pasa ante ella a la semana? ¿Qué actitudes tiene?

2. Leer el artículo, aparecido en El Diario Montañés (Santander, 21 de enero de 1998). Comentar lo que nos parece. (Hay muchos puntos: entresacarlo primero y comentar después.

3. Responder a la pregunta que hace el autor: «Si la tele es tan aburrida, ¿para qué la ven (los adolescentes dos horas al día)?».

4. Sacar conclusiones de todo lo que haya salido.

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