Antes del fin (y 2)

1 abril 2005

(Continuación del texto de la página anterior)

«Te hablo a vos, y a través de vos a los chicos que me escriben o me paran por la calle… No quiero morirme sin decirles antes estas palabras…
No podemos hundirnos en la desesperación, porque es de alguna manera, un lujo que no pueden darse los padres de los chiquitos que se mueren de hambre. Y no es posible que nos encerremos cada vez con más seguridades en nuestros hogares.
Tenemos que abrirnos al mundo…
Sí, muchachos, la vida del mundo hay que tomarla como la tarea propia y salir a defenderla. Es nuestra misión.
No cabe pensar que los gobiernos se van a ocupar… La solidaridad adquiere entonces un lugar decisivo en este mundo acéfalo que excluye a los diferentes… Millones de seres en el mundo sobreviven heroicamente en la miseria… Debes de pensar que no hay un cambio posible cuando el valor de la existencia es menor que el precio de un anuncio publicitario…
Es natural que en medio de la catástrofe haya quienes intenten evadirse entregándose vertiginosamente al consumo de drogas: un problema que los imbéciles pretenden que sea una cuestión policial, cuando es el resultado de una profunda crisis espiritual de nuestro tiempo… Son muchos los que en medio de la tempestad continúan luchando, ofreciendo su tiempo y su propia vida por el otro… Miles de personas, a pesar de las derrotas y los fracasos siguen manifestándose, llenando las plazas, decididos a liberar a la verdad de su largo confinamiento.
Una salida posible es promover una insurrección a la manera de Gandhi, con muchachos como vos. Una rebelión de brazos caídos que derrumbe este modo de vivir donde los bancos han reemplazado a los templos.
Esta rebelión no justifica de ningún modo que permanezcas en una torre, indiferente a lo que pasa a tu lado.Gandhi advirtió que es una mentira pretender ser no-violento y permanecer pasivo ante las injusticias sociales. »

Ernesto Sábato

Para hacer

Este escrito (esta página y la anterior) pertenece al testamento espiritual del premio Cervantes, ErnestoSábato. Nacido en la Pampa argentina, doctorado en física, emprende una carrera de investigación científica de gran éxito, trabajando en las radiaciones atómicas en el Laboratorio Curie, que en 1945 dejará para dedicarse a escribir. Es un hombre rebelde, afín desde muy pronto al anarquismo y a la izquierda revolucionaria, que descubre y denuncia la máscara del totalitarismo soviético para luego, ya en su vejez, presidir con extraordinario coraje personal la comisión que investiga el horror de los desaparecidos en Argentina y desvelar la magnitud del genocidio.

  1. Trabajar con estos dos textos por separado. Comenzar por la primera parte (incluso sin poner el nombre del autor): ¿Qué nos dice? ¿En qué estamos de acuerdo? ¿A qué nos lleva eso?
  2. Ante todo esto, ¿qué hacemos nosotros? ¿Qué podemos hacer?
  3. Ver después lo que el mismo autor dice en la segunda parte. ¿Nos dice algo? ¿Son factibles sus propuestas? ¿Cómo llevarlas a cabo?

Comparar con otros textos de este mismo número de Cuaderno Joven: los Textos de Frei Betto,  las prohibiciones de Neruda y las situaciones de Recortes y Testimonio.

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