Cómo sueñan los jóvenes la Iglesia

1 octubre 2011

Unos días antes de la JMJ Madrid 2011, la revista VIDA NUEVA (nº 2.764, verano de 2011) hizo una breve encuesta a diversos jóvenes, chicas y chicos de distintas diócesis españolas, para ver con qué espíritu acudían a ella y qué esperaban, para su propia fe y su compromiso con la Iglesia, de esta Jornada. Después de cuatro preguntas sobre las jornadas y una más sobre si piensan que los jóvenes son suficientemente escuchados y tenidos en cuenta dentro de la Iglesia, planteaba una última pregunta:¿Cómo sueñas la Iglesia? Estas eran las respuestas.

Aida Sole: Una iglesia abierta

Sueño una Iglesia en la cual haya sitio para todos, abierta a la sociedad, a la diversidad, que siga el ritmo que lleva nuestra sociedad, con mensajes esperanzadores y acogedores, para poder reafirmar y vivir más intensamente nuestra fe.

Gema del Campo Montoya: Una Iglesia unida

Sueño una iglesia unida, en la que los valores que transmite la Biblia sean más importantes y en la que tanto jóvenes como adultos se sientan escuchados.

Jorge Rodríguez: Una Iglesia comprometida en el amor

Se nos debe tener más en cuenta. Los jóvenes de ahora no somos como los de antes. La sociedad cambia. Nosotros también. Por eso, la Iglesia tiene que tener un mayor compromiso con la sociedad actual. También sueño con una Iglesia donde, de verdad, tengamos en cuenta a Dios, que en definitiva es amor. Es decir, ser ejemplo de Amor hacia los demás.

Laura Pérez Carasa: Una Iglesia revitalizante

Somos parte de la Iglesia y la Iglesia es parte de nosotros. Sueño la Iglesia como un “movimiento” sano, revitalizante y de crecimiento; un “lugar” donde no se necesite más que la fe para sentirse bien.

 Maca Úbeda: Un recinto para amar, acoger, acompañar, escuchar, comprender

La mejor manera que expresa cómo sueño yo la Iglesia lo dice la plegaria eucarística Vb: “Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un motivo para seguir esperando”. Para mí, esto es la Iglesia, e intento que esto sea mi vida. No entendería la Iglesia de otra manera que no sea la de amar, acoger, acompañar, escuchar, comprender… No entiendo la Iglesia de otra manera e intento que cada día de mi vida se haga realidad en mí como Iglesia que soy.

Manu Iranzo: Una iglesia cercana

Sueño una Iglesia cercana, donde todos seamos escuchados y la gente se sienta comprometida con ella.

Marta Ganso: Una Iglesia sencilla y peregrina

Sueño la Iglesia como la vivo: sencilla, alegre, humilde, peregrina, que sale al encuentro, que no se acomoda, que es sensible a los signos de los tiempos… con cabida para todos, una casa donde la gente está a gusto, donde se reza, se celebran los sacramentos, como plataforma a partir de la cual salimos al encuentro con el otro, siendo amigos en el Señor.

Miriam Travé: Un lugar, donde pueda caber todo el mundo

Sueño la Iglesia como un lugar que sea realmente ecuménico, donde pueda caber todo el mundo, donde se dé voz a todos y, a la vez, estos sean escuchados. Creo que lo mejor es vivirla día a día, con los pies en la tierra, e intentar dar voz y voto a todos sus miembros para así poderla mejorar. Tengo la esperanza de que una Iglesia plural y ecuménica sea posible.

 Teresa Pernía: Una Iglesia más comprometida y que escuche a todos

Sueño con una Iglesia más comprometida con la sociedad, que escuche a todos, que sepa transmitir lo que hacemos en el día a día, aunque lo que venda siempre sea lo negativo y las palabras sacadas de contexto.

Xavi Rius: Una Iglesia más abierta y plural

Más abierta, más plural, menos dedicada al servicio de sí misma y más al de los demás, al servicio de los más desfavorecidos. En definitiva, una Iglesia movida por el mensaje y ejemplo de Jesús.

Beatriz Lores Iglesias: Una Iglesia mucho más participativa y servicial

A mí me gustaría una Iglesia mucho más participativa y servicial, abierta a todas las personas que quieran aportar algo, donde todos nos sintamos como en casa, “a gusto”, donde nada se haga por obligación, sino por convicción.

Leemos  estas respuestas y trabajamos con ellas ¿Qué nos parecen? ¿Cuál es nuestro sueño de Iglesia? ¿Cómo lo podemos convertir en realidad?

 

 

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