Con el mundo herido

1 marzo 1998

Se llama Nuria. Tiene 15 años. Es madre sol­tera. Abusó de ella su padrastro…

María, Encarnación y Sagrario, religiosas de distintas congregaciones, nos podrían contar miles de historias parecidas de adolescentes, madres solteras, prostitutas y toxicómanas.

La mayoría de estas adolescentes han creci­do en un entorno familiar deteriorado y roto: con padres alcohólicos, en paro o en la cárcel, madres prostitutas o solteras, hermanos delin­cuentes… Por tanto, con profundas carencias afectivas, con necesidades económicas, cultu­rales, sanitarias… que han provocado en ellas lesiones psicológicas serias y la adicción al al­cohol y a la droga. Esto les ha llevado a la in­comunicación, la agresividad, el desinterés, la falta de motivación, la baja autoestima…

Sobre la mujer de prostitución callejera llue­ven cantidad y variedad de miradas. Unos ven frivolidad, otros negocio, otros pecado, otros escándalo, otros basura…

La mirada atenta, detenida y profunda de es­tas religiosas ve la realidad de esas personas, su contexto, su dignidad violada, un tejido so­cial generador de injusticia y opresión, su voca­ción herida de hijas de Dios… Ve un rastro de luz en sus miradas, una gran carga de valores, y unos rostros que pueden volver a sonreír. Hablan María, Encarnación y Sagrario:

  • «Hay muchas carencias o malos tratos en su infancia que están ahí y que no se pueden cambiar. Tratamos de paliarlos con nuestra

acogida y con la creación de un ambiente de afecto y acogida. Trabajamos por mejorar su cultura y su preparación profesional, rela­cional, etc…»

  • «Vivir con ellas nos ayuda a ver la vida con ojos marginados. El estar con ellas las 24 ho­ras nos recuerda que Cristo fue pobre; que no podemos tener «tiempos privados» ni «horas de despachó», ni ser nosotras el cen­tro de la vida. Nos recuerdan que somos pa­ra los demás…»
  • «Este trabajo supone vivir la gratuidad a fondo perdido. A este mundo sólo podemos acercarnos desde el amor, la solidaridad, desde esa síntesis de amor-solidario que se llama «misericordia» en el Evangelio. Los desheredados no tienen en este mundo ma­yor necesidad que la presencia de alguien que les preste atención. La reconstrucción de esas vidas es un trabajo artesanal que re­quiere mucho tiempo para ayudar a crecer en autoestima, valores humanos y reinser­ción social».
  • «Nuestra forma más directa de anunciar el Evangelio es desde nuestra actitud de acogi­da y comprensión, diálogo profundo, dispo­nibilidad y entrega gratuita, compartiendo todo, valorando la vida, ayudándolas a po­nerse «en pie», promocionándolas, respon­diendo a preguntas e inquietudes sobre la vida y el Dios que intuyen. Esta es nuestra vocación, este es el sentido de nuestra vida».

 

PARA TRABAJAR PERSONALMENTE Y EN GRUPO

 

  1. ¿Qué aporta este testimonio?
  2. Lluvia de ideas sobre la «prostitución». Irlas escribiendo para contrastarlas con lo que estas religio­sas dicen de la misma.
  3. Hay muchas formas de mirar esta marginación. Hay «miradas de» (policía, amigo, chulo, viejo ver­de, «negociante», madre… Jesús). Analizarlas y diferenciarlas.
  4. Orar, leer, contemplar estos textos: Mt 15,21-28; Lc 9,23-25; 7,39; 8,40; 4,18-19.
  5. Se llaman María, Encarnación y Sagrario ¿Cómo relacionaríais sus nombres con la vida religiosa y la misión que están realizando?

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