¿ Estrés? No, gracias

1 junio 1998

Diversas circunstancias hacen que cada vez se dé más el estrés, también entre los jóvenes: exámenes, fracasos escolares, fracasos senti­mentales, problemas con la familia, separacio­nes de los padres, decepciones con los amigos… ¿Cómo librarnos del estrés? He aquí los dos puntos por los que pasa el eje de la vacunación contra el estrés y la superación del mismo.

 

  1. Adaptación
  • Para libramos del estrés es necesario adaptar­se. Adaptarse no es ni acomodarse ni resig­narse. Consiste en aceptar activamente una realidad concreta en un momento concreto.
  • «Hay que arar con los bueyes que tenemos». O sea, partir del aquí y ahora, de lo que tenemos «en este momento». Tus bueyes son un curso desquiciarte, una familia atosigante, unos ami­gos decepcionantes… o que te han tocado las quinielas. Con eso hay que navegar.
  • El alumno o alumna que está sometido a las exigencias de los profesores, a las presiones de orden, estudio, horario de su familia… no con­sigue nada renegando de unas responsabilida­des que no le apetece asumir. Mejor: sí que consigue algo: cargar las pilas negativamente.
  • Mientras su papel es el de alumno o el de hijo, ha de dejarse dirigir, aceptar el ritmo impues­to por los demás. Si, por el contrario, elige una actividad propia, toma sus propias decisio­nes, va con sus amigos…, él o ella es quien dirige. En las dos situaciones debe actuar desde la propia libertad.
  • Todo depende de la capacidad que cada uno tiene para asumir «su función en este momen­to preciso». Por lo tanto, todo depende del grado de identificación de la realidad. Ese es el segundo punto.

 

  1. Identificación
  • Es necesario tener sentido de la realidad, identificarla. Como cuando hacemos una fotografía: la perfección del producto final depende de la máquina, de la luz, de la cali­dad de la película, del papel… Pero sobre todo depende del enfoque: no podemos tener la seguridad de que la fotografía salga bien hasta que la imagen del objetivo no coincida perfectamente con la imagen real. (Y aún así, a veces sale mal).
  • Éste es uno de nuestros trabajos más impor­tantes en la vida: vamos haciendo ensayos continuamente hasta que nuestra imagen inte­rior coincide exactamente con nuestro plantea­miento humano. Ahí es donde nos encontra­mos con nosotros mismos.

 

  • A partir de ahí podremos enfadarnos, depri­mirnos, alegramos, entusiasmarnos, cabrear­nos…, pero siempre sin perder la verdadera referencia, que es la superposición de la ima­gen de fuera (acontecimientos) con nuestra propia imagen.
  • Esto explica la actitud de las personas que, aunque no puedan conseguir lo que desean en un momento dado, sin embargo no se acomo­dan, ni se resignan ni renuncian a conseguirlo, siempre que esa meta forme parte de la propia definición que uno ha hecho de sí mismo.
  • Esta perfecta adecuación entre realidad e ima­gen interior constituye la esencia del equili­brio personal y se convierte en la vacuna más efectiva contra el estrés.

 

PARA HACER

  1. ¿Qué situaciones nos causan a nosotros estrés? Hacer la lista.
  2. ¿Cómo reaccionamos antes esas situaciones? ¿Qué hacemos? Identificar emociones, pensamientos y acciones de cada una de ellas.
  3. Este texto, adaptado por H. Otero, es el esquema que dio Miguel A. Martín Val a los alumnos de COU del colegio «San José del Parque», de Madrid, para seguir una conferencia sobre el tema. Leerlo y comentar lo que dice.
  4. Aplicar después lo que dice a las situaciones de estrés que hayan salido antes.

 

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