ESTUDIANTE CON CEREBRO DE DINOSAURIO

1 septiembre 2012

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El estudiante con cerebro de dinosaurio tiene el siguiente comportamiento:

  1. Cuando le va mal en las evaluaciones, promete mejorar y ser un buen estudiante, pero al poco tiempo se le olvida quedando en promesas, porque carece de disciplina y sencillamente no le interesa otra cosa que pasar por pasar, sin que lo » trasnoche» obtener un buen promedio de calificaciones.
  2. Busca el conflicto, es terco y no acepta otra posición diferente a la suya, se aísla de los demás.
  3. Procura cerciorarse de que en el pensum de la carrera que escogió para estudiar no aparezca por ningún lado la palabra «matemáticas». Es de los que le encanta todo lo que tenga que ver con diálogos sin trascendencia y le da pavor cualquier tipo de operación o cálculo aritmético.
  4. La falta de confianza en sí mismo y la improvisación le impiden un buen desempeño. Es de los que queda inmerso en sus pensamientos y con la mirada perdida cuando presenta una evaluación, al final escribe «tres renglones» para evitarse la vergüenza de entregar la hoja en blanco.
  5. La angustia por presentar una buena evaluación lo lleva a hacer todo tipo de contorsiones y malabares para observar lo que ha escrito el compañero, cuando en ocasiones le va mejor que aquel a quien plagió.
  6. Lee entre líneas sin tomar mayor sentido del contenido; por lo general lo hace instantes antes de alguna actividad que demande su participación.
  7. La lectura no es propiamente su fuerte, a menos que se trate de revistas o folletos que hablen de algún evento de diversión o, sencillamente, para enterarse de la vida de personajes de la farándula.
  8. Pregunta algo que ya conoce nada más que por hacerse notar. Procura hacer quedar mal al instructor y pretende ridiculizarlo; considera que es más capaz que él.
  9. Es un calientapuesto que llega a dialogar con los compañeros. No le importa el tema que se esté tratando. Por norma general se ubica en los asientos de atrás.
  10. Llega a la clase cuando ha comenzado, generando molestias por su interrupción. Hace el «oso» porque pregunta cosas que se han contestado durante el transcurso de la clase (cuando estaba ausente). En oportunidades sólo se aparece cuando hay evaluación, pasada ésta, vuelve a desaparecer.
  11. • Corre contra el tiempo en su afán por obtener el título y ostenta tenerlo antes de tiempo; es de los que está pensando en pedir aumento salarial en la compañía para la cual trabaja porque se cree un profesional. No es nada modesto y procura enterar a todos de que es un » doctor».
  12. Habla más que un pregonero y se la pasa haciendo preguntas salidas de tono en los momentos menos adecuados.
  13. • En todo momento está interviniendo y contradiciendo; insiste repetidas veces con lo mismo hasta que el profesor termina por ignorarlo.
  14. • No tiene claridad en los conceptos, se le dificulta comprender situaciones de carácter técnico. Improvisa con frecuencia, habla muchas cosas que ni siquiera él mismo entiende, es una pobre imitación de «cantinflas» y sus notas académicas no son precisamente las mejores.
  15. Cuando no hay clase salta de alegría, como «mico en árbol», porque puede irse a casa o quedarse en el salón haciendo corrillos para dialogar con los compañeros de todo, menos de estudio.


Para hacer

Hemos numerado estas características no porque sigan un orden sino para mejor elegirlas y poder hablar de cada una de ellas.

¿Cuáles de son también nuestras? Elegimos al menos tres. O vemos qué tenemos de todas ellas.

¿Por qué hemos llegado a esa situación?

¿Qué podemos hacer para cambiar?

 

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