¡FELICITA!, QUE ALGO QUEDA

1 octubre 1998

El mes de septiembre suele ser el mes de la acogida en todo centro educativo que se pre­cie, pues funcionamos todos y todas al ritmo del año escolar. En ese mes estamos centra­dos en dicho valor y parece como si surgiera espontáneamente sin dificultad; nos vamos incorporando lentamente al trabajo y nos vamos acogiendo, asumiendo el estilo de ser de nuestros compañeros y destinatarios.

Pero, una vez que pasa ese mes, y ya llega­mos a octubre, los medios se nos convierten casi, casi sin quererlo, en fines, y el ritmo tre­pidante del curso nos impide seguir avan­zando en ese valor, y en otros.

Proponemos un sencillo, pero constante, ejemplo de personalizar, de recodarnos que somos personas con nombre y fechas pro­pias. En definitiva, de acogernos y tener detalles todo el año. Es una gota más de humanidad en nuestro estresado trabajo educativo.

Lo que sugerimos es que todos los chicos y chicas de un centro educativo, escolar, por ejemplo, sean felicitados el día de su cumple­años. Para ello utilizaremos como medio el tablón de anuncios o cartelera que solemos tener en los pasillos de las aulas.

Se preparara una rotulación para todos los días con dibujo y detalles del estilo de quien lo realice. Siempre tenemos alguien en nues­tros centros que es un manitas en dibujar, diseñar, maquetar. Normalmente pondrá Felicidades y dejará un hueco para ir incorpo­rando cada día un octavo de folio de color donde se indicará el nombre, apellido y curso del chico o chica que está de cumplea­ños. Un tamaño experimentado, para que no ocupe mucho lugar en la cartelera, puede ser de un poco más de un folio para el cartel de todos los días y un octavo de folio apaisado para la rotulación del nombre.

Como en muchos de nuestros centros pasa­mos de 500 alumnos y alumnas habría que dividirlo por secciones o ciclos, dependiendo

de la distribución de las aulas por pisos o pasillos del colegio. Normalmente en cada pasillo se colocaría para los alumnos que ten­gan sus aulas allí.

Lo lógico sería repartirlo entre algún tutor que trabaje en ese pasillo, pudiendo ser sen­cillamente uno un coordinador/a de pasto­ral, y otro un coordinador/a de ciclo, etc.

Con los alumnos más pequeños, en vez de cambiar cada día el nombre del que está de cumpleaños, se puede escribir en una cartuli­na grande el nombre de todos los que cum­plen años en ese mes. Esté presente la cartu­lina todo el mes y con una flechita, un alfiler con cabeza de color u otro elemento, remár­quese el que corresponde al día. El motivo es que muchas veces no se enteran de lo que pone la cartelera y hay que mantenerla varios días. Además a los chicos y chicas les gusta verse antes y después del propio día, porque cada año que cumplen es una buena noticia que les descubre energías positivas de crecimiento.

Hoy en día es fácil conseguir esos datos, pues la informática inunda nuestra existen­cia y podemos preparar antes de que comien­ce el curso unas listas por pasillos por orden cronológico de los cumpleaños de cada alumno y alumna.

Hay muchas anécdotas que nos descubren el impacto que produce esta actividad: desde la alumna que, al día siguiente del cumplea­ños, pide su nombre rotulado, hasta el alum­no que se enfada porque nació en agosto.

Ésta es la propuesta. Con creatividad podemos llevarla a otros campos educativos o mejorar lo dicho aquí; por ejemplo, indi­cando el viernes los que cumplen años en el sábado o domingo siguientes; incluyendo en junio en cartulina un listado de todos los que cumplen años en julio y agosto. Donde se use la hoja informativa mensual, incluir una sec­ción para destacar a los que estén de cumple­años en ese mes.

XULIO C. IGLESIAS

 

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