Justo. Aunque sus leyes (basadas en el Amor) son un tanto chungas y difieren bastante de las nuestras.
Entusiasta. Al cien por cien. Él sabe que todo lo que se necesita para ser feliz es alguien con el que estar entusiasmado… ¡y ese alguien eres tú!
Sociable. Le gusta mezclarse con la gente. De hecho se mueve por tus mismos ambientes… ¡Te habrás cruzado tantísimas veces con Él!
Último. Tiene una especial predilección por los más pequeños, por los más débiles, por los que ocupan los últimos puesto… El que quiera ser primero que se haga el último y el servidor de todos…
Soñador. Sueña con un mundo más justo, más fraternal… ¡ah! Y no se queda de brazos cruzados, pone manos a la obra.
Detallista. Cada día Él te espera con un montón de pequeños-grandes detalles. Si miras a tu alrededor te encontrarás con ellos… ¡ah! La mayoría vienen sin envoltorio y se mueven.
Emigrante. La verdad es que suena mal, hasta a lo mejor estropea este bello acróstico. Puedes solucionarlo, si no le echas de patitas a la calle…
Noticiero. Cada día te trae la Buena Noticia. ¿O acaso estás tan ocupado que no tienes ni un minuto para echarla un vistazo?
Alegre. A pesar de los días grises, que los tiene como todo el mundo, Él sabe que hay mucha gente que necesita de sus alegrías para seguir soportando sus tristezas.
Zampón. ¡Sí, no pongas esa cara! Comilón y bebedor. Le encanta salir de tapas y, si es contigo, ni te cuento.
Acogedor. Aunque tú le estés poniendo continuamente la zancadilla, aunque le dejes tirado… Él te espera y te acoge siempre con los brazos abiertos y el corazón de fiesta.
Revolucionario. Al que te abofetee la mejilla derecha, preséntale también la otra… ¿Te parece poca revolución?
Encarnado. Lo hizo una vez y lo repite a todas las horas para salvarte a ti y a todos los hombres.
Trabajador. Todos los días se pone el mono del currelo. Te aseguro que nadie le regala los garbanzos.
J. M. de Palazuelo
