Jóvenes

1 noviembre 2005

TERRIBLES tiempos estos en los que es obligado decir obviedades como que son jóvenes los jóvenes que han acudido a Colonia a la llamada del Papa (¿Un millón?). Y, ¿por qué es preciso decir que una pipa es una pipa cuando se habla de juventud? Porque para demasiados políticos, editores, escritores, sociólogos e incluso ciudadanos en general sólo «son» jóvenes:

–         los que participan de una estética laicista y progresista;

–         los defensores de una moral que proclama como básico el derecho de los matrimonios homosexuales a adoptar niños;

–         los seguidores de la ideología implícita en las letras de Mick Jagger y los guiones de Almodóvar;

–         los partidarios del vivir peligrosamente al que conduce el consumo de las drogas;

–         los que han hecho su particular martirologio con los que cayeron por el pinchazo;

–         los ortodoxos del minimalismo moral;

–         los que consideran liberadora la televisión basura; los que creen que España ha dejado de ser católica (por segunda vez) e incluso ha dejado de ser España…

De todas estas prácticas o, al menos, de una parte sustancial de ellas tiene que participar un joven para que pueda ser tenido como tal, según muchos de nuestros políticos, editores, escritores, sociólogos e incluso ciudadanos en general…

En realidad, los modelos de «esta» juventud son tan mayores como yo (como el propio Mick Jagger); como los ídolos que congregaban en la Isla de Wight a miles de aquellos «chicos de las flores» de los años setenta que creían practicar un misticismo contemporáneo al desperezarse sobre la hierba mientras se trasponían con hierba; como aquel líder llamado Cohn-Bendit, ahora parlamentario europeo por partida doble -alemana y francesa-, y que se ha jactado hace poco de haber abusado de niños como correspondía a la nueva moral de la Revolución del 68 (la Movida del Mayo Francés, hablando con propiedad).

Por ahí ha ido la historia de lo que para muchos es hoy el paradigma juvenil. De todo este pensamiento más que débil y de toda esta deleznable moral está construida la mentalidad de una buena parte de los que hoy se consideran «auténticos» jóvenes…

Este es el material del que está hecha la que para muchos «es» verdadera juventud, y no la que acude a la llamada de Ratzinger. Y, ¿qué son entonces los jóvenes que se han congregado en Colonia si no son jóvenes?

¿Acaso no pueden ser considerados como tales los que creen en Jesucristo y se dan la mano en defensa de la educación libre, la familia y la vida? Curiosamente, la Iglesia lo llena todo y algunos no la ven.

CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS

ABC, 24 de agosto de 2005

 

Para hacer

  1. Este artículo del director de ABC se presta al comentario, a la reflexión y a la discusión. Para comenzar, ¿qué dice?
  2. ¿Estamos de acuerdo con lo que dice? ¿En qué?
  3. Al final, el mismo articulista formula dos preguntas. Responderlas.

 

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