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- Objetivos del juego
- Aprender a aportar las cualidades de cada uno a favor del grupo.
- Presentar la necesidad de la paz en el mundo.
- Mostrar el valor cristiano de la caridad-solidaridad.
- Materiales necesarios
- Tablero de juego
Bastará con una simple cartulina donde se dibuje un camino sinuoso dividido en casillas. En la salida aparecerá la CÁRCEL y en la llegada la ONU o una paloma de la paz. Se puede completar el tablero con dibujos o fotografías relacionadas con la guerra.
- Una ficha y dado por grupo.
- Instrucciones del juego
Dependiendo del número de participantes, se formarán grupos de cinco o seis jugadores cada uno.
- Ambientación
Nos encontramos en una región en guerra (mencionando algún conflicto que se encuentre de actualidad) como prisioneros de un grupo de guerrilleros. Debemos escapar de la celda donde nos han encerrado y llegar hasta una zona controlada por las fuerzas de la ONU. Para ello hay que actuar como un grupo unido. Cada miembro del grupo ofrece una cualidad o algo que él sepa hacer bien. Aparte de eso, se le da a cada uno un «don» que deberá usar en favor de los demás.
Por turno, cada miembro del grupo tira un dado y la ficha de su grupo avanza conforme al número que aparezca. En la casilla donde llegue, el animador les presentará una de las situaciones y deberán explicar cómo la superarían, actuando siempre en grupo. Si la situación, a juicio del animador, se supera, se avanza dos casillas. Si, por el contrario, no se supera, se retroceden dos casillas. Después tira el dado el otro grupo. El animador puede ir facilitando pistas o sugerencias.
Cuando un grupo llegue a la meta, sus miembros se repartirán por el resto de los otros y les ayudarán a finalizar. Si el número de jugadores no es muy amplio, se realizará todo el juego con un solo grupo.
- «Dones» entregados a los participantes
– Don de convencer de cualquier cosa a todos con cuantos hables.
– Don de levantar los ánimos decaídos. – Don de lenguas.
– Don de la fuerza física.
– Don de la habilidad manual.
– Don de encontrar soluciones para resolver cualquier problema.
- Situaciones con las que tropezamos
– Llegamos a una aldea donde ha habido combates. Algunos de sus habitantes nos piden ayuda, otros nos dicen que nos marchemos.
– Nos encontramos con un grupo de soldados enemigos.
– Junto al camino descubrimos un tanque abandonado.
– Se produce un bombardeo cerca de nosotros.
– Descubrimos que nos hemos perdido en un bosque.
– El calor se hace insoportable.
– Nos sorprende una fuerte tormenta.
– Llegamos hasta un pozo cuyo agua ha sido envenenada.
– Nos salen al paso algunas mujeres y niños que nos piden algo de comer.
– Un árbol caído en el camino no nos deja pasar.
– Necesitamos reponer fuerzas; para ello buscamos algo de comida.
– Hay un control de guerrilleros en el camino.
– Llegamos a una casa abandonada (ratas, murciélagos…).
– Encontramos varias bicicletas (una menos de cuantos formamos el grupo).
– Gente comiendo alrededor del fuego.
- Observacionespara el animador
Es importante no centrarse en el aspecto competitivo del juego (menos aún en favorecer «actitudes belicosas»). No se trata de ganar, sino de conseguir que todos los grupos lleguen. Ha de evitarse también que la «catequesis» se quede sólo en el juego; por eso es tan necesario el diálogo posterior. Por último, esta dinámica, debidamente orientada, puede servir para mostrar la realidad y algunos dinamismos (positivos y negativos) de las comunidades que forman la Iglesia (en las que cada uno aporta su carisma y su servicio para el bien común).
FRANCISCO PÉREZ POLO
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