Juego para la paz

1 enero 1998

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  1. Objetivos del juego
  • Aprender a aportar las cualidades de cada uno a favor del grupo.
  • Presentar la necesidad de la paz en el mundo.
  • Mostrar el valor cristiano de la caridad-solidari­dad.
  1. Materiales necesarios
  • Tablero de juego

Bastará con una simple cartulina donde se di­buje un camino sinuoso dividido en casillas. En la salida aparecerá la CÁRCEL y en la llegada la ONU o una paloma de la paz. Se puede completar el ta­blero con dibujos o fotografías relacionadas con la guerra.

 

  • Una ficha y dado por grupo.

 

  1. Instrucciones del juego

Dependiendo del número de participantes, se formarán grupos de cinco o seis jugadores cada uno.

 

  • Ambientación

Nos encontramos en una región en guerra (mencionando algún conflicto que se encuentre de actualidad) como prisioneros de un grupo de gue­rrilleros. Debemos escapar de la celda donde nos han encerrado y llegar hasta una zona controlada por las fuerzas de la ONU. Para ello hay que actuar como un grupo unido. Cada miembro del grupo ofrece una cualidad o algo que él sepa hacer bien. Aparte de eso, se le da a cada uno un «don» que deberá usar en favor de los demás.

Por turno, cada miembro del grupo tira un da­do y la ficha de su grupo avanza conforme al nú­mero que aparezca. En la casilla donde llegue, el animador les presentará una de las situaciones y deberán explicar cómo la superarían, actuando siempre en grupo. Si la situación, a juicio del ani­mador, se supera, se avanza dos casillas. Si, por el contrario, no se supera, se retroceden dos casillas. Después tira el dado el otro grupo. El animador puede ir facilitando pistas o sugerencias.

Cuando un grupo llegue a la meta, sus miem­bros se repartirán por el resto de los otros y les ayudarán a finalizar. Si el número de jugadores no es muy amplio, se realizará todo el juego con un solo grupo.

 

 

  • «Dones» entregados a los participantes

– Don de convencer de cualquier cosa a todos con cuantos hables.

– Don de levantar los ánimos decaídos. – Don de lenguas.

– Don de la fuerza física.

– Don de la habilidad manual.

– Don de encontrar soluciones para resolver cual­quier problema.

 

  • Situaciones con las que tropezamos

– Llegamos a una aldea donde ha habido comba­tes. Algunos de sus habitantes nos     piden ayuda, otros nos dicen que nos marchemos.

– Nos encontramos con un grupo de soldados ene­migos.

– Junto al camino descubrimos un tanque abando­nado.

– Se produce un bombardeo cerca de nosotros.

– Descubrimos que nos hemos perdido en un bosque.

– El calor se hace insoportable.

– Nos sorprende una fuerte tormenta.

– Llegamos hasta un pozo cuyo agua ha sido enve­nenada.

– Nos salen al paso algunas mujeres y niños que nos piden algo de comer.

– Un árbol caído en el camino no nos deja pasar.

– Necesitamos reponer fuerzas; para ello busca­mos algo de comida.

– Hay un control de guerrilleros en el camino.

– Llegamos a una casa abandonada (ratas, murcié­lagos…).

– Encontramos varias bicicletas (una menos de cuantos formamos el grupo).

– Gente comiendo alrededor del fuego.

 

  1. Observacionespara el animador

Es importante no centrarse en el aspecto com­petitivo del juego (menos aún en favorecer «acti­tudes belicosas»). No se trata de ganar, sino de conseguir que todos los grupos lleguen. Ha de evitarse también que la «catequesis» se quede sólo en el juego; por eso es tan necesario el diálogo posterior. Por último, esta dinámica, debidamente orientada, puede servir para mostrar la realidad y algunos dinamismos (positivos y negativos) de las comunidades que forman la Iglesia (en las que ca­da uno aporta su carisma y su servicio para el bien común).

 

FRANCISCO PÉREZ POLO

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