Juguetes producidos por esclavas

1 abril 2003

Los juguetes de Occidente se producen en condiciones de esclavitud en China. Véase, si no, el siguiente retrato robot.

 

Retrato robot de una obrera china
Su edad media: 17 a 25 años.Sexo: femenino.

Nacionalidad: china.

Origen: rural.

Salario: 50 dólares al mes.

Jornada laboral: hasta 16 horas diarias.

Oficio: trabajadora en empresas subcontratadas por Disney, Mattel o McDonald’s.

Este retrato robot ha sido elaborado por la organización humanitaria Asia Monitor Resource Center, que ha preguntado a trabajadores de una docena de fábricas de la provincia de Guangdong, en el sur de China. En esta región, más de 6.000 fábricas, en las que trabajan varios millones de jóvenes chinas, producen la mayoría de los juguetes que son vendidos en Occidente.

«Una vez que llegan del pueblo sólo pueden seguir viviendo en la ciudad gracias al contrato de su patrón, que a veces les confisca sus papeles para impedirles que renuncien», explica May Wong, portavoz de la organización, que efectúa esta semana una gira por Francia.

«Viven en dormitorios comunes, insalubres y llenos a rebosar, y sólo disponen de la cama para guardar sus bienes. A partir de los 25 años son consideradas demasiado viejas para trabajar. A menudo caen en la prostitución, para no volver a su pueblo natal, donde han perdido toda consideración. Les pagan por pieza y trabajan hasta 16 horas al día durante la temporada alta», explica la portavoz. Esa temporada es la Navidad occidental, pero en China significa trabajar a destajo entre marzo y octubre, para abastecer a tiempo a los clientes.

«Durante ese período -explica May Won- no pueden tomar vacaciones, y los descansos se reducen a veces a media jornada por mes», aclara May Wong. Cuando llega la temporada baja, las trabajadoras son despedidas sin salario.


Para hacer

Juguetes y otros productos (libros, por ejemplo) que consumimos nos llegan manufacturados desde Oriente. ¿Por qué no buscamos entre nuestros objetos los rastros de la injusticia?

Estos datos son de principios de siglo XXI. ¿Tenemos algo que decir? ¿Y podemos hacer algo?

Navidad y otras fechas nos quedan lejos ahora. Pero, para que nosotros  gocemos entonces, otros han de sufrir… ahora. Podemos recordarles…

 

 

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