LA ESCALERA QUE NOS CONDUCE A DIOS

1 abril 2004

  1. No se puede ver a Dios si no es por medio de las pupilas de nuestros hermanos.
  2. No se puede oír a Dios sin antes haber escuchado a nuestro hermano.
  3. No se puede tocar a Dios sin sentir sus llagas en el cuerpo malherido de nuestro hermano.
  4. No se puede hablar con Dios si en nuestras oraciones nos estorban nuestros hermanos.
  5. No se puede llegar a su morada sin antes haber hecho presente su reino en medio de nuestros hermanos.
  6. No se puede pedir a Dios un milagro sin antes pedirle valor y fe para llevar sus proezas a nuestros hermanos.
  7. No se puede invitar a Dios a nuestra casa si antes hemos seleccionado la entrada a nuestros hermanos mediante cerrojos, contraseñas y prejuicios.
  8. No se puede disfrutar de la gloria de Dios sin antes haber probado la humillación ante nuestros hermanos.
  9. No se puede creer en Dios sin llegar amarle, de la misma manera que no se puede amar a Dios sin darlo todo (hasta la vida si fuese necesaria) por el hermano que Dios ha puesto en nuestro camino.
  10. Para llegar a Dios, amigo, debes ir construyendo la escalera de la fraternidad; cada hermano que pasa a tu lado es un nuevo peldaño que permite acercarte más a Dios.

José María Escudero

 

Para hacer

  1. Cada punto de este decálogo puede ser un paso –o peldaño- para examinar nuestras actitudes ante Dios y ante los hermanos. ¿En qué pasos cojeamos? ¿Cuáles debemos fortificar?
  2. Y cuando hablamos de Dios, nos referimos al Dios hecho hombre, que ha bajado y se ha quedado entre nosotros: el Dios-hermano que nos interpela a cada uno de nosotros… Ahora falta nuestra respuesta: ¿Qué podemos hacer?

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