La imagen del hambre, La imagen del hombre

1 enero 1997

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  • Origen y sentido

Traemos en esta ocasión una imagen de apa­riencia muy macabra, pero más macabra sigue siendo la realidad. La imagen puede servir para tomar conciencia de una realidad que juzga­mos lejana y de la que en parte somos noso­tros causantes.

Se trata un dibujo de Ajubel que ilustraba el artículo No más Zaires, ¡0, 7 ya!, escrito por el co­lectivo «Los siete del 0,7», encerrados en la Ca­tedral de La Almudena de Madrid desde el 2 de noviembre (El Mundo, 25.11.96). Véase un ex­tracto en la página 3 de este Cuaderno Joven.

El artículo terminaba diciendo: «El drama de 3.000 millones de personas, las que pueblan los países más pobres, que sólo disponen del 5,4 % del ingreso mundial es un contundente ar­gumento. Los 1.300 millones de pobres en el mundo, las cien mil personas que mueren de hambre cada día no pueden esperar más. Por es­te y por otros argumentos, desde estas frías co­lumnas del templo emblemático de Madrid, gri­tamos con la máxima fuerza: «0,7 ya, bien y más». Porque técnica y éticamente es posible».

En algún momento se podrá trabajar con es­tos datos. Será bueno tener en cuenta también lo aportado en el resto del artículo. Pero, como siempre, lo que procede es que cada uno vea la imagen, contemple y después comente. A partir de esos comentarios e interpretaciones se si­gue trabajando, teniendo en cuenta desde dón­de se habla, qué imagen de persona se tiene, cómo nos planteamos los problemas o los es­cabullimos, cómo actuamos según lo que pen­samos…

  • La imagen y la realidad
  1. Se puede partir de algunas preguntas generales:

– ¿Qué nos dice esa imagen? ¿Qué nos llama la atención?

– ¿Qué pasa ahí? ¿Con qué lo asociamos?

– ¿Por qué eso es así?

– ¿Qué podíamos hacer nosotros para evitarlo?

 

  1. Nos centrarnos en el personaje.

– Es de un negro. ¿Qué nos dice? ¿Qué nos pi­de? ¿Se puede aplicar también a alguien cer­cano a nosotros?

– Tiene ojos y oídos de hambre: ¿Qué necesita oír y ver en estos momentos? ¿Qué podemos decirle nosotros? ¿Qué podemos mostrarle? ¿Qué no necesita oír ni ver…?

– ¿De qué tiene el gesto? ¿Qué expresa su ros­tro? (No hablar del hambre si antes no se ha experimentado)

– La mano se ha convertido en ranura de una hucha: está marcada por el estigma de la ne­cesidad total, traspasada por los clavos del hambre… ¿Cómo podíamos nosotros echar una mano? ¿Cuál sería la más adecuada?

– Hay una sólo hucha para muchas bocas ¿Es suficiente con dar dinero? ¿Qué otras cosas podemos hacer?

– Es un niño: no ha podido llegar a ser persona (al menos adulto). O es un adulto que se vuel­ve indefenso como un niño… hasta la suma indefensión: la muerte. ¿Qué podemos hacer nosotros para evitarlo? ¿Qué hacernos?

– La imagen está en negro. El fondo es negro: sin esperanza. Buscar las causas. Servirse para ello de material que aparezca en los periódicos y revistas: noticias, comentarios, análisis, etc. Preguntar también a algún misionero o misio­nera, cooperante o voluntario cuál es su opi­nión… ¿Se puede salir de esa situación? ¿Có­mo podríamos colaborar nosotros?

– ¿Tienen esperanza los misioneros y misione­ras que permanecen en esos lugares? ¿Tie­nen esperanza las personas que trabajan en otros lugares en los que se dan las mismas situaciones?

– Preparar una campaña con ocasión de la Jor­nada contara el Hambre a partir de esta ima­gen: textos, otras noticias, frases del evange­lio (Mt 25), fotos, eslóganes… pueden formar un mural o distintos carteles.

Herminío Otero

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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