La serie «Amigos»

1 noviembre 1999

La serie «Friends» es seguida por más de un millón de jóvenes urbanos, la audiencia más codiciada por todo el mercado publicitario.

Una melodía pegadiza, para unos protagonistas pe­gadizos, en una comedia todavía más pegadiza. Friends (Amigos) es así, capaz de captar adeptos de un plumazo sin que sus seguidores sepan muy bien la ra­zón, simplemente porque se dejaron llevar.

Canal Plus la estrenó el 27 de noviembre de 1997 sin grandes alharacas, confiada en que tenía un buen pro­grama, pero sin sospechar que se convertiría en uno de los espacios más vistos de esta cadena.

Resulta fácil quererlos, son guapos, honestos, di­vertidos y… perdedores. Nadie soportaría que Rachel (Aniston) hubiera conseguido retener a Ross (Schiwm­mer) fácilmente, tiene demasiado buen gusto para perdonárselo; ni que Mónica tuviera un magnífico tra­bajo como chef en un restaurante de moda, demasiado sensata y attractiva como para que cayera bien; ni que Phoebe (Kudrow) no tuvierra la cabeza llena de chor­litos o que Joey (LeBlanc) no fuera un actor frustrado con un coeficiente intelectual de dos cifras, ni que Chandler (Matthew Perry) no resultara tan ambiguo sexualmente o que Ross no hubiera metido la pata el día de su boda.

Todos esos detalles, más el ingenio de unos rápidos diálogos y una atractiva puesta en escena, han con­

vertido esta comida en la favorita de los jóvenes de 15 a 24 años (25,1%), urbanos y de clase media alta, que devoran las cientos de páginas que la red de redes de­dica a desmenuzar la serie.

Más de 1,3 millones de espectadores la siguen en Canal Plus, que ha decidido rentabilizarla pasándola a codificado. No es mala idea, teniendo en cuenta que el share de esta comida (10,9%) está 8,4 puntos por enci­ma de la media de la cadena (2,5%).

Después de que Canal Plus dejara en ascuas a 1,5 millones de espectadores el pasado enero, sus fans han vuelto otra vez a engancharse con los nuevos episo­dios de la temporada. Las dificultades que encuentran los protagonistas de Friends para conseguir encontrar su sitio en la vida no son calificadas de reales por el sociólogo Ramón Adell. «Los papeles desarrollan el personaje del eterno adolescente. No importa que los protagonistas no lo sean, se comportan como ellos. Hablan del trabajo, pero en realidad no se les ve tra­bajando nunca. Esta serie es la continuidad natural de Melrose Place, se trata de conseguir relajar y de abordar los problemas triviales de una forma superficial. Es una expectativa de ocio para un público al que le gus­taría imitar lo que hacen los protagonistas».

Crónica de «El Mundo», 26.9.99

Qué les preocupa a los personajes

  • Empleo. Sólo dos de los personajes, Ross v Chandler, tienen un trabajo fijo, el resto cambia de empleo casi de episodio en episodio. Rachel trabaja como camarera, cuando en realidad quiere ser dise­ñadora. Mónica sirve comidas en una cafetería dis­frazada de Marilyn Monroe, a pesar de que se ha propuesto ser un gran chef; Phoebe es masajista y cantante en el metro y Joey, un pésimo actor que sueña con Hollywood.
  • Independencia. Viven en Nueva York en aparta­mentos compartidos con amigos. Todos están inde­pendizados de sus respectivas familias.
  • Amor. Su vida sentimental es un desastre. Los seis protagonistas van dando tumbos en busca de una pareja estable.
  • Clase social. Su nivel adquisitivo está dentro de la clase media.

Y cómo viven sus .fans. españoles

  • Empleo. Para un 82,8% de los jóvenes encontrar un trabajo seguro es su máxima preocupación, se­gún datos proporcionados por el Consejo de Inves­tigaciones Sociológicas. Un 34,5% desearía que su tarea fuera interesante y a un 25,5% quiere que le guste su trabajo. Hay un alto porcentaje en paro (35,7%) y un 23% buscando un primer empleo. Más de la mitad (57,4%) tienen salarios eventuales.
  • Independencia. La mayoría de los jóvenes vive con sus padres (79,2″/), pero un 69,8% quiere irse de casa.
  • Amor. Casi una cuarta parte (20,24) de este gru­po social quiere contraer matrimonio y formar una familia.
  • Clase social. Más de la mitad de los jóvenes (66,7%) pertenece a la clase media.
Para hacer

1.  Volvemos una vez más sobre una serie emitida en televisión porque juzgamos que ejercen una gran influencia en los espectadores o que al menos éstos se ven reflejada en ella. ¿Cuáles seguimos nosotros? ¿Por qué?

2.  ¿Qué refleja de nosotros esta serie concreta? ¿Estamos de acuerdo con lo que se dice en ese esquema comparativo.

3.  ¿Qué serie falta para reflejar lo que de verdad nos interesa? Hacer un esquema de guión.

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