Los tribus

1 marzo 1998

Había una vez una tierra en la que habita­ban tres tribus:

La tribu de los «ja-ja-ja»

Eran amantes del juego, de la fiesta, de la broma, de la risa… Para ellos todo era una «gran juerga». No distinguían los momen­tos, no les iba el trabajo serio. El «Líder» era el que se reía más fuerte y de más gente. En aquella tribu servía todo con tal de reírse: las trampas, aprovecharse del otro, la hipocre­sía… Entre sus miembros había chulos, «to­ma-pelos», pasotas, vividores y bebedores, aprovechados, insolidarios, amantes de las bromas pesadas, superficiales, indiferentes ante la desgracia del prójimo… Parecían feli­ces, pero no lo eran. Algunos disimulaban así sus problemas (paro, divorcio, enferme­dad…), la falta de afecto y cariño de sus fa­miliares y amigos, su personalidad poco construida… En aquella tribu no había sitio para «niños», los pobres, los parados, los úl­timos, los enfermos, los ancianos, los dife­rentes… porque todos se reían de ellos y se les marginaba.

Las cosas cambiaron cuando vino una gran tormenta que arrasó el poblado y todos sintieron la necesidad de colaborar en su reconstrucción. Y además el «líder» «enfermó» y pidió que le cuida­ran.

La tribu de los «Machacas»

Eran serios, trabajadores, responsables… pero no sabían hacer fiesta, ni juego. Se habí­an olvidado hasta de sonreír. En su dicciona­rio no aparecía la palabra alegría. En aquella tribu todo era trabajar y trabajar, hacer dine­ro y más dinero. En realidad trabajar, traba­jar sólo lo hacían algunos, otros «vegeta­ban». La gente se volvió egoísta, avara, pa­sota, aburrida, cansada, marginadora, agre­siva, «trepadora» para dominar a los otros, explotadora y aprovechada de los más débi­les, indiferente ante los demás…

El cambio se produjo cuando la gente empezó a pensar en hacer un mundo más humano feliz para los «pequeños», para sus hijos… y organiza­ron para ellos una gran Fiesta.

 

La tribu de los «Para-todo-s»

Sabían «reír con el que ríe» y «llorar con el que llora». Aquí nadie se reía de nadie. «No es lo mismo, decían, reírse de los otros que reírse con los otros»… y preferían hacer lo se­gundo. Sabían trabajar cuando hay que tra­bajar y pasarlo bien cuando se trata de pa­sarlo bien. Amantes del trabajo suficiente y de la fiesta. Aquí había gente responsable y alegre, optimista y solidaria, respetuosa y de la broma no pesada, todos eran capaces de poner su sonrisa para crear un buen ambien­te y su esfuerzo por hacer una sociedad más justa.

Habían dado con el secreto para tener una vida auténticamente humana: Hacían cada cosa a su debido tiempo, porque hay tiempo para todo. No todos servían para todo, pero todos servían para algo; y cada uno hacía según sus posibilidades y era respetado y querido. Sabían comprender a los demás. No hacían sólo lo que les gustaba, apren­dieron a gustar todo lo que hacían. Y así fueron felices.

 

3.° ESO. SALESIANOS MONZCSN (HUESCA)

 

PARA HACER

  1. Analizar cada tribu. ¿Hay grupos y personas así? ¿Por qué?
  2. Inventar una «tribu» que describa cómo es tu grupo (clase, amigos, fe, deporte, trabajo…).
  3. Todos sabemos dónde está el ideal de convivencia. ¿Por qué nos cuesta hacerlo realidad? ¿Cómo conseguirlo?
  4. Toda persona y todo grupo humano (familia, clase, amigos, trabajo, etc …) puede cambiar, superarse… ¿Qué debemos hacer para mejorar nuestro grupo? Qué puedo y voy a hacer yo?

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