MANIFIESTO «NUNCA MÁIS MAREA NEGRA»

1 marzo 2003

            Las cristianas y cristianos tenemos la obligación de hacer una lectura de la realidad de acuerdo con los valores de Jesús de Nazaret. Por eso, para nosotros creyentes descubrir «los signos de los tiempos» es una imperiosa necesidad.

Ante la situación que estamos a vivir en Galicia, pues Galicia entera se siente marinera, y que también afecta a toda la cornisa cantábrica, la «Federación de Centros Xuvenís Don Bosco de Galicia» creyó oportuno dar a conocer su punto de vista y reflexión sobre esta realidad.

«En 1998, el Encuentro ADS que se celebraba en A Coruña titulaba, «Mar ayer, mar hoy, ¿mar mañana?. Depende de nosotros». Pretendía ser un día de encuentro en el que saliera toda la riqueza que el mar nos ha dado y nos continúa dando hasta estos días. Pero la segunda parte del lema parece que ha sido premonitoria. Tristemente la marea negra vertida por el barco «Prestige» tiñe la práctica totalidad de la costa atlántica gallega.

En el diccionario encontramos la palabra «prestigio», que se define, entre otras, de la siguiente manera: «Superioridad personal basada en el buen éxito individual en cualquier sector de actividad, admitido por la mayoría de un determinado sector social».  Qué casualidad que el barco hundido se llame de este modo, en este injusto sistema neoliberal globalizador que nos toca vivir. El mismo sistema en el que, ante «el mercado», todo vale. Incluso que haya unos pocos «prestigiosos» que ven como hoy, y mañana también, crecen sus cuentas bancarias, frente a una mayoría «desprestigiada», ultrajada y olvidada que lucha cada segundo por ver el amanecer del día siguiente.

Vemos y escuchamos también, incluso a pesar de la censura de los medios de comunicación social, cómo nuestros gobernantes, máximos defensores de ese «mercado», nos dejan huérfanos de medios públicos para impedir, entre otras, desgracias como ésta.

Son muchos y muchas los y las jóvenes que estos días han ayudado en la limpieza de playas, piedras y acantilados del país. Pero por encima de todos ellos y ellas queremos destacatar otra labor. La de los marineros, marineras, mariscadoras, mariscadores y demás familia del mar. Están siendo un ejemplo para todos y todas nosotros. Sin ningún medio y con los mismos utensilios con los que día a día ganan su pan,  se han echado al mar para impedir que el fuel haga aún más daño en el interior de las rías. Por encima de viejas discusiones y altercados, se han organizado para trabajar unos/unas con otros/as, en una lucha incansable con el mar. Cuando los/las veo en las imágenes de la televisión me parece escuchar la canción del grupo Quenlla que dice: «Ó mar, mariñeiros, que o mar é a nosa herdanza. Ó mar, mariñeiros, que o peixe é o noso pan». (“Al mar, marineros, que el mar es nuestra herencia. Al mar, marineros, que el pescado es nuestro pan”)

 

Son ellos y  ellas, con su esfuerzo y trabajo diario, un ejemplo para todos y todas nosotros. Pero no podemos quedarnos quietos. Nuestra solidaridad no traspasa el cristal del televisor o el altavoz. Es necesario mostrar lo que somos. Una juventud activa, que se implica cada día por hacer una sociedad más justa. Nuestra voz siempre tiene que estar con los «desprestigiados». Salgamos, pues, a las calles, a las playas, al mar… y actuemos.»

         Ante situaciones que nos afectan a todos sería bueno realizar nuestro manifiesto como el de la Federación gallega, o los realizados por comunidades educativas, plataformas, colectivos gallegos… o incluso se podrían realizar actuaciones como los textos y dibujos que alumnos y alumnas del colegio Salesiano S. Antonio Abad de Valencia enviaron a sus compañeros de los colegios salesianos de Galicia (un gesto de honda calidad humana y creyente).

Porque ante la realidad que nos sobrepasa, los creyentes debemos posicionarnos y decir, sin miedo a equivocarnos, lo que sentimos y pensamos teniendo siempre como horizonte el mensaje de Jesús de Nazaret.

 

Xulio C. Iglesias

Ourense

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