Misión Joven | Abril 2022: Perfil cristiano significativo hoy

31 marzo 2022

A ustedes les pido (a los jóvenes) que también sean protagonistas de este cambio. Sigan superando la apatía y ofreciendo una respuesta cristiana a las inquietudes sociales y políticas que se van planteando en diversas partes del mundo. (…) Sobre todo, de una manera o de otra, sean luchadores por el bien común, sean servidores de los pobres, sean protagonistas de la revolución de la caridad y del servicio, capaces de resistir las patologías del individualismo consumista y superficial (ChV 174).

Ya en el (des)encuentro de la primera iglesia con la cultura de su tiempo, las comunidades cristianas tuvieron necesidad de justificar su fe. La propuesta evangélica era claramente contracultural y aparecía aberrante, cuando no escandalosa, a los ojos de judíos y griegos que consideraban a los seguidores de un tal Krestos una secta a todas luces enloquecida. El contexto de la primera carta de Pedro nos describe, en las últimas décadas del primer siglo de nuestra era, un ambiente claramente hostil contra los cristianos. Pero el autor de la carta invita a los bautizados y catecúmenos a “dar razón de vuestra esperanza a aquellos que os la pidieran, con mansedumbre y respeto, teniendo buena conciencia” (1Pe 3, 15-16). Todos sabemos cómo acabó en muchas ocasiones esta actitud no beligerante de los cristianos que fueron odiados,perseguidos y ejecutados por ser lo que eran.

Ha sido así en muchos otros momentos de la historia. El testimonio (eso significa etimológicamente el término “mártir”) forma parte de la vocación cristiana. En diversas circunstancias, los seguidores de Jesús han experimentado en carne propia el anuncio del Maestro: “Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan y pronuncien falso testimonio contra vosotros por causa mía” (Mt 5, 11). Y en toda ocasión, la mansedumbre del Cristo invita a no devolver violencia por violencia, a preferir tender la mano a golpear, a buscar el encuentro a dilapidar puentes, a perdonar que a recrudecer el odio. “Dar razón de nuestra esperanza” es hoy – quizás más que nunca – la actitud necesaria para salir al paso de quienes siguen demandando a los cristianos los por qué de nuestro modo de vivir. La mímesis nunca fue buena estrategia en la dinámica del Reino inaugurado por Jesús. Por el contrario, su propuesta a contrapelo remueve las entrañas mismas de la historia para que pueda surgir una realidad nueva según el corazón de Dios.

Con el contexto de la invasión rusa en Ucrania de fondo y el rechazo de toda violencia ejercida sobre otros buscando doblegar y oprimir, en el momento de redactar estas líneas, hemos de afirmar alto y claro que no se carga de razones quien más grita. En una realidad pluricultural, democrática y libre, los cristianos estamos llamados a dar razón de nuestra esperanza con serenidad y respeto. Profundizar nuestra fe y formarnos adecuadamente; vivir con honestidad y coherencia nuestro compromiso evangélico, debería ayudarnos a proponer con audacia y valentía el nombre de Cristo. Hoy como ayer, necesitamos testigos que anuncien la buena noticia de Dios para los pequeños y los pobres y lo hagan cargados de razones. Dialogar con la cultura exige —en este siglo XXI— hombres y mujeres que vivan su fe con credibilidad y que sepan —desde una formación sólida— ser propositivos en la inculturación del mensaje cristiano para que resuene en el corazón de la ciudad, allí donde más necesidad hay de luz y verdad.

En nuestra revista MISIÓN Joven nos hemos preguntado qué rasgos definen hoy a los seguidores de Jesús para ser significativos en nuestras sociedades complejas. Nos hemos acercado a la cuestión a través de tres estudios incisivos y complementarios entre sí:

  • Es un honor contar con la experiencia pastoral y la visión global sobre la Iglesia y la realidad de nuestro mundo que nos ofrece el Cardenal arzobispo de Tegucigalpa Monseñor Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, que reflexiona sobre la dimensión profética de la fe en un mundo necesitado de testigos comprometidos y transformadores.
  • El director de la revista Vida Nueva, José Beltrán Aragoneses, con una mirada penetrante sobre la realidad que conoce muy de primera mano por su oficio de informante y comunicador, nos ofrece una visión interesantísima sobre los extremos, la confrontación y la ideologización de la fe en nuestra Iglesia, en ocasiones tan polarizada.
  • El teólogo de Comillas Santiago García Mourelo nos aporta su reflexión, fundamentada en su amplia experiencia como acompañante y educador en la fe de los jóvenes, sobre los rasgos que definirían hoy la experiencia creyente para que ésta sea auténtica y significativa.
  • Contamos también en este número con la extraordinaria colaboración de Monseñor Luc Van Looy, obispo emérito de Gante cuya reflexión titulada “La Iglesia con la que sueño” es particularmente oportuna en el periodo de preparación al sínodo en el que estamos inmersos.

No cabe duda de que estamos ante un tema relevante para nuestra praxis pastoral con jóvenes en un momento social y eclesial en el que, como nos recuerda el papa Francisco, hemos de seguir creciendo en “la conciencia de que es toda la comunidad la que los evangeliza y en la urgencia de que ellos tengan un protagonismo mayor en las propuestas pastorales” (ChV 202). Ojalá estas páginas ayuden a seguir renovando nuestra pastoral juvenil y a ofrecer respuestas significativas desde el evangelio a las urgentes necesidades de las personas.

 

José Miguel Núñez

misionjoven@pjs.es

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