NOTICIAS DESDE EL REINO

1 noviembre 2011

Aunque todos los días recibamos cartas desde el cielo (revisen el buzón por si acaso), ésta que hoy quiero compartir con ustedes es muy especial… Quiere ser un sencillo y entrañable recuerdo a mi padre, que acaba de morir, y un enorme gracias a Dios por todo lo vivido a su lado…. Les invito a que la hagan suya recordando a algún ser querido que hayan perdido o, mejor dicho, ganado, y que, desde el reino, les sigue protegiendo…

José María Escudero

Feliz familia, felices amigos, felices todos:

Os sorprenderá tener noticias mías, primero porque no era muy dado a expresar mis sentimientos y, mucho menos, a ponerlos por escrito, y en segundo lugar porque pensaréis (¡qué equivocados estáis!) que es imposible enviar información del cielo a la tierra…

En fin, paso a contaros; han pasado ya unas semanas, según vuestro calendario, tan sólo unos instantes según el tiempo del cielo, de mi partida, y todavía sigo de sorpresa en sorpresa y… “Paco –según me dicen por aquí–  tira porque te toca.” Y es que os hago una confidencia: el cielo es, precisamente, eso: vivir en una auténtica sorpresa, en un desconcierto emocional. Para que me entendáis, es como si todos los días fueran (esto va para los de mi pueblo) San Mauricio (la fiesta mayor). Como si cada mañana os levantarais corriendo a desenvolver los regalos que os han dejado los reyes… Y lo mejor de todo, aquí siempre hay premio, siempre hay regalo, aquí nunca hay carbón.

Sé que estaréis expectantes por tener noticias del jefe, de Dios. Pues mirad, le tengo tan cerca que puede cogerme el boli y seguir él con la carta. Sí, amigos, está aquí, a mi lado. Qué pena de no haberme dado cuenta antes, pues os cuento otro secreto: en lo único que se asemeja el cielo a la tierra es que a Dios, aquí arriba o allá abajo, le tenemos siempre a nuestro lado.

Se está riendo según os estoy escribiendo esto y es que… la verdad, no ha parado de sonreír… Vosotros seguidle imaginando, por los siglos de los siglos, con la cruz a cuestas, llorando por las fatalidades de la vida o cabreado por las maldades del hombre que, cuando os encontréis cara a cara con él, ni le reconoceréis… Dios es Amor, es Alegría, es Fiesta, es… Me está diciendo que no me pase, que a ver si va a tener overbooking antes de tiempo…

Como veis no he preguntado por vosotros, mi mujer y mis hijos; la verdad es que no me hace falta ya que os tengo cerca, muchísimo más que cuando vivía a vuestro lado. Además, esto que quede entre vosotros y yo, os he dejado algún que otro ángel, que os echarán una mano o las dos, y no al cuello sino al corazón (omito los nombres porque éstos aparecen en el libro de Dios y tendrán su justa y merecida recompensa).

Atrás quedó la enfermedad, el dichoso sillón donde pasé mis últimos meses o la colección de maquinitas de oxígeno… Por cierto, aquí se respira el aire de Dios, que es un combinado de amor, ilusión y mucha paz. No pongáis caras extrañas de “eso qué es.” Dios os lo envía todos los días y a todas las horas. Los que sentís Su Presencia diaria caminando a vuestro lado ya estaréis disfrutando de sus efectos tan saludables (mi querido amigo, doctor y tocayo, es muy parecido a la medicina que, en forma de cariño, me administraste allá en la tierra; la única diferencia es que esta es infalible).

Feliz familia, felices amigos, felices todos (perdonad la repetición, pero es “el grito de guerra” de aquí, del cielo. Y por cierto, también debería ser el vuestro, pues Jesús ya lo instauró hace más de dos mil años: ved Mt 5,1-12); no os dejo, sigo a vuestro lado… Recibid una vez más y siempre las caricias de Dios.

Francisco

PD: ¡Qué malos, qué granujas sois! Pues sí, lo dejé, al fin pude con él… Aquí no existen los malos humos… ¡Ni falta que hace!

 

 

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