Misión Joven | Noviembre 2023: SALUD MENTAL adolescentes y jóvenes

31 octubre 2023

La realidad en la que muchos adolescentes y jóvenes se sienten arrojados es como un descampado. Es el descampado de la debilidad, de la violencia, de la supervivencia, de la necesidad de protección de la tribu, del tener como los demás para ser respetado, de la falta de perspectivas, de vivir al día porque eso es lo que hay. No saben describir ni poner nombre a ese desierto, pero sienten el frio del desafecto, los golpes del abandono, del desamparo y la exclusión.

Muchos quieren sentirse duros, aparentan fortaleza, verbalizan agresivamente su indefensión y esconden atemorizados su fragilidad. Muchos de nosotros tenemos experiencia de encuentros con jóvenes machacados por mil circunstancias. Sabemos de la intemperie en la que viven y de su falta de abrigo. No son más que víctimas de una realidad social empeñada en alcanzar el bienestar de los menos cuando los más pelean por llegar indemnes a fin de mes. Y mientras, unos y otros ahogan las penas en el paraíso virtual de vidas ajenas aireadas de forma obscena en los prostíbulos de lo legítimamente (in)correcto.

Y en este descampado surgen, hoy como ayer, nuevas y antiguas pobrezas. En nuestra sociedad occidental, bien estante, plural, democrática y libre, las pobrezas de siempre y las disfrazadas con otros nombres tienen carta de ciudadanía entre nosotros. Y esto por más que en los círculos de poder se ponga tanto el acento en el orgullo patrio de ser la cuarta economía del euro (si bien la crisis económica en ciernes parece empeñada en apearnos de ese fatuo pedestal).

Una mirada a la realidad juvenil nos descubre un mundo invisible para muchos pero tan real como la crisis post-pandémica que padecemos. No podemos dejar de sentirnos interpelados por la situación de muchos niños afectivamente abandonados; adolescentes y jóvenes desorientados y dejados a su suerte por la inestabilidad de las familias. Éstas en no pocas ocasiones aplastadas por situaciones económicas graves y con parados de larga duración dentro de ellas. No podemos ignorar la situación de vulnerabilidad de los menores inmigrantes no acompañados o el desamparo de aquellos a los que el estado dejar de proteger al cumplir dieciocho años sin tener encauzada su vida. Nos interpelan las esperanzas de los niños y jóvenes cultural y espiritualmente pobres, de aquellos que han perdido sentido para sus vidas o se encuentran atrapados en la maraña consumista. No nos deja indiferente la realidad de aquellos a los que la sociología llama “inadaptados sociales” y se pasean por el filo de la navaja de la violencia, la exclusión social, el consumo de estupefacientes, la ludopatía o cualquier otro tipo de dependencia psicológica.

Todos están en descampado. Todos son carne de cañón para estadísticas periódicas que auscultan la realidad y que no pasan de ser un instantáneo aldabonazo en la conciencia de una sociedad aletargada. Es, para los más, la manifestación de un malestar, de un dolor de tripa, de un pequeño resfriado que se pasará apenas llegue el siguiente partido de Champions. La salud mental ha comenzado a estar más presente en el debate social, alarmados por las complejas situaciones que emergen en el vértice del iceberg en forma de diferentes trastornos y el creciente número de suicidios adolescentes. Tras la crisis pandémica, muchas de estas situaciones de vulnerabilidad, desconcierto, abandono y sin sentido se han acrecentado entre chicos y chicas de diferentes contextos, no siempre vinculados a situaciones de marginalidad social; si bien en situaciones de mayor degradación social se hacen particularmente sangrantes.

Hemos querido prestar atención en MISIÓN JOVEN a esta realidad de la salud mental de nuestros niños, adolescentes y jóvenes, buscando alternativas educativo-pastorales que acompañen y busquen caminos de sanación. Proponemos tres estudios desde distintas perspectivas:

  • Jóvenes, salud mental y suicidio. Apuntes para una fotografía. Jota Llorente

  • Los sacramentos de curación. Ser bálsamo para tantas heridas. Fernando Millán 

  •  Perspectivas educativas para la prevención de trastornos adolescentes. Ante la vulnerabilidad de los jóvenes: falta de resiliencia y fragilidad psicológica. Miguel Ángel Olivares

No podemos anestesiarnos ante esta realidad tozuda y provocadora. En la Iglesia nos sentimos llamados a hacernos presente en estos lugares de mayor degradación y necesidad desde el punto de vista económico, cultural, psicosocial y religioso. Nuestra acción pastoral debe alcanzar continuamente nuevas fronteras para atender a los últimos, a los más vulnerables, a los que no importan a nadie. Se trata de ver, escuchar, comprender la realidad social, saber interpretarla y ponernos manos a la obra. Hemos de hacer nuestra la mirada del Maestro: “Sintió compasión de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor” (Mc 6, 34). Una mirada solidaria y una acción transformadora que podrán impulsar una realidad nueva con más oportunidades para todos.

José Miguel Núñez

misionjoven@pjs.es

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