Oramos por la paz

1 enero 1997

Señor, terrenos todavía las manos llenas de sangre

de las últimas guerras mundiales,

de modo que todavía no todos los pueblos

se las han podido dar unos con otros,

y ahora surgen nuevas guerras de hermanos contra hermanos.

Señor, estamos armados como nunca lo habíamos estado

en siglos anteriores,

y vamos tan cargado de instrumentos  de muerte                  que podemos en un momento incendiar la tierra                    y destruir quizás hasta la humanidad.

Señor, hemos fomentado el desarrollo                                                                 y la prosperidad de nuestras industrias colosales                                                   y todas ellas destinadas a matar y exterminar

a los hombres, hermanos nuestros.                                                                        Así hemos establecido el equilibrio cruel                                                                      de la economía de muchas naciones poderosas

sobre el mercado de las armas a las naciones pobres,

privadas de arados, de escuelas, de hospitales.

 

Señor, hemos deudo que nazcan en nosotros                                                              las ideologías que hacen enemigos a los hombres entre ellos:

el fanatismo revolucionario,

el odio de clase

el orgullo nacionalista,

el exclusivismo racial,

las emulaciones tribales,

los egoísmos comerciales,

los individualismos de la fruición

y de la indiferencia a las necesidades de los demás.

Pablo VI

Esta oración es parte de la Plegaria por la paz, de Pablo VI. A partir de ella podemos orar y tra­bajar de diversas maneras (Por ejemplo, con ocasión del Día de la No violencia y de la Educación en la Paz, celebrado el 30 de enero, aniversario de la muerte de Gandhi. 0 con oca­sión de la Campana contra el Hambre…):

– Reflexionar. ¿Ha cambiado la situación desde hace algunos años? ¿Para bien o para mal?

– Concienciarnos: buscar nuevos datos y noticias que confirman la presencia de esta realidad. – Orar: Primero, con el texto aquí reproducido: después, a partir de los nuevos datos hallados.

– Comprometerse: Concluir cada uno la oración refiriéndose a la implicación personal (Qué pue­de hacer cada uno). Prepararlo por escrito y orar después en común .

– Actuar: Traducir ese compromiso en líneas de acción.

  1. Otero

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