PARA MÍ LA VIDA ES CRISTO

1 junio 2009

Jesús mío: ayúdame a esparcir tu fragancia donde quiera que vaya;

inunda mi ser con tu espíritu y tu vida;

penetra todo mi ser y toma de él posesión

de tal manera que mi vida no sea en adelante

sino una irradiación de la tuya.

Quédate en mi corazón en una unión tan íntima

que las personas que tengan contacto con la mía

puedan sentir en mí tu presencia;

y que al mirarme olviden que yo existo

y no piensen sino en Ti.

Quédate conmigo. Así podré convertirme en luz para los otros.

Esa luz, oh Jesús, vendrá toda de Ti;

ni uno solo de sus rayos será mío.

Te serviré apenas de instrumento

para que Tú ilumines a las personas a través de mí.

Déjame alabarte en la forma que te es más agradable:

llevando mi lámpara encendida

para disipar las sombras

en el camino de otras personas.

Déjame predicar tu nombre sin palabras…

Con mi ejemplo, con mi fuerza de atracción

con la sobrenatural influencia de mis obras,

con la fuerza evidente del amor

que mi corazón siente por Ti.

John Henry Newmann

 

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