Plegaria del árbol

1 julio 1998

Visitante, reflexiona:

Yo soy la madera de tu cuna, la tabla de tu mesa,

la puerta de tu casa.

Soy el mango de tus herramientas y el bastón de tu vejez.

Yo soy también el fruto que te nutre y te regala, la sombra protectora que te cobija de los ardores del estío,

el refugio bondadoso de los pajarillos que alegran con sus cantos tu despertar y que limpian de insectos tus campos y cultivos.

Soy señal en la montaña, lindero en los caminos, pararrayos en las llanuras.

Soy la madera de tu barca, la leña de tu fuego,

las vigas de tu techumbre. Y por último recuerda:

Soy la madera de tu ataúd

y la cruz por la cual fuiste redimido.

Tú que miras en este instante,

tú que me plantaste y regaste con amor,

tú que me has contemplado tantas veces…, óyeme bien,

mírame bien

y defiéndeme de la mano enemiga.

(Encontrado en una plaza de un desconocido poblado cacereño del valle del Tiétar.)

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