Proyecto Herodes

1 noviembre 2000

Muchas veces en la clase de religión se nos plantea el interrogante de por qué estudiar religión católica (cristiana) si es que no somos creyentes o no ejercemos como tales. Permitir descubrir a nuestros «compañeros de viaje» en la vida y en los estudios que el cristianismo, querámoslo o no, está inserto en nuestras raíces y en el vivir cotidiano de nuestras vidas es el objetivo de esta actividad que se puede realizar tanto en el ambiente educativo escolar como en el tiempo libre, en la catequesis, etc.

El objetivo de esta actividad es, pues, darse cuenta de las huellas del cristianismo en nuestra cultura, en nuestra historia, en nuestros nombres, en nuestras fiestas y acontecimientos sociales y familiares, en el arte y la literatura,  en nuestro idioma y sus expresiones, en nuestras costumbres, en los objetos, en nuestros comportamientos, en la vida de muchas personas…

 

Reconocemos de entrada que la actividad propuesta puede entenderse en clave negativa —«destruir»— y no en positiva —«encontrar», «descubrir»—. Si somos capaces de contextualizar el porqué de la actividad y contrarrestar los impulsos destructivos de nuestros destinatarios, creemos que se puede llevar a cabo (de lo contrario, corremos el riesgo de que la actividad se nos vaya de las manos en la forma, aunque no en el contenido).

 

¡ Presentación de la actividad

“Hace muchos años el rey Herodes el Grande de Jerusalén se enteró por unos personajes (que tenían poco de magos y nada de reyes) que un nuevo rey nacería en su país. Una vez pasado el susto, tomó la decisión de matar a todo niño varón menor de dos años de edad en Belén, el pueblo donde decía la profecía que nacería el enviado. Trató de hacer desaparecer a ese niño, que era el signo visible de la presencia de Dios”.

Hoy os proponemos realizar el «Proyecto Herodes» en nuestra ciudad, pueblo o barrio. El rey «Mercado» (neoliberalismo o similares) nos invita a descubrir toda huella de cristianismo que existe en nuestra ciudad. No nos fijemos solamente en los aspectos físicos de la ciudad: edificios, objetos…, sino también en las personas, costumbres, calendario, nombres propios, lenguaje, etc. Haced una lista de todo lo que nos hace presente o nos recuerda al cristianismo.

 

¡ Metodología

Normalmente esta actividad se realiza al inicio de la vida de un grupo cristiano de tiempo libre o en las primeras clases de religión, al plantearnos para qué sirve la religión y por qué la clase de religión. Desde este contexto concreto se puede realizar esta actividad. Inicialmente, si la cultura religiosa es mínima o si las vacaciones de verano han supuesto un período de amnesia colectiva, conviene contar y recordar la historia del nacimiento de Jesús y su relación con Herodes, pues a lo mejor nos llevamos alguna sorpresa y nos identifican a Herodes con cualquier (y subrayamos cualquier) personaje bíblico.

Nos organizamos en pequeños grupos. Cada uno individualmente trata de hacer su listado sin confrontar con el resto del grupo. Posteriormente, en cada grupo se ponen en común sus descubrimientos individuales; a continuación, se dan a conocer al resto de los compañeros y compañeras. (Es importante que también el educador dé a conocer algunos elementos significativos que quiera resaltar para incidir la presencia del cristianismo en la historia y en la vida de nuestra ciudad). A partir de la exposición de todos, podemos comentar:

 

Si es cierto que se pueden conseguir los fines de un proyecto Herodes auténtico en nuestra ciudad sin destruir toda vida humana.

Resaltar que en nuestro occidente cristiano es así, pero en otros contextos y culturas hay otros referentes religiosos que no son cristianos.

Descubrir la gran influencia del cristianismo en nuestra vida cotidiana. Resaltar sobre todo en la vida de muchos hombres y mujeres «normales» que optan por el seguimiento a Jesús.

 

[N.B. para evangelizadores desanimados:

Si en los listados de nuestros destinatarios que Herodes mandaría destruir, aparecemos en primer lugar los curas, monjas, animadores y catequistas… mirémoslo desde un punto de vista positivo: según ellos y ellas somos sus primeros y más importantes mediadores. ¡No se consuela quien no quiere!].

 

 XULIO C. IGLESIAS

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