¿Quo vadis?

1 mayo 2003

El tópico nos recuerda que la adolescencia es una etapa de inestabilidad, de tránsito entre la infancia y la fase adulta, de alegrías y rabias entremezcladas, de tristezas compartidas con uno mismo y de exaltaciones gozadas con los amigos.

 

Es cierto que emplean un argot que reduce el lenguaje y lo hace casi incomprensible para quienes tienen otras edades. También es verdad que pasan la vida enviando mensajes por su teléfono móvil y se sumergen en Internet. Otros instrumentos y modas, pero hasta aquí nada profundamente distinto de adolescencias pasadas. Pero tantos hiperkinéticos, y víctimas de bulimia y anorexia y afectos de psicopatologías mentales y adictos al alcohol y pastillas, nos están señalando que tenemos un virus social que eclosiona en la adolescencia.

 

En gran medida se ha dejado de inocular el respeto, el esfuerzo, la voluntad, la capacidad para diferir gratificaciones, para aceptar frustraciones, y tenemos algunos adolescentes que confunden la opinión con el saber, la información con la formación, el eslogan con la autointrospección, el consumismo con la trascendencia. Precisamos educación en valores, familias que socialicen, maestros que ejerzan liderazgo, medios de comunicación que den voz a los jóvenes y políticas de infancia.

«Lo quiero aquí y ahora», «Primero yo y luego yo» son principios de algunos jóvenes a los que nunca se les ha dicho no, a los que se les ha hurtado la sanción. Y así, ¿adónde vamos? Eduquemos en la libertad desde el autogobierno.

 

Javier Urra

Psicólogo de la Fiscalía de Menores y asesor de Unicef

ABC, 30.3.03

 

PARA HACER

¿Nos vemos reflejados en este retrato? ¿Con qué estamos de acuerdo y con qué no?

¿Qué pensarían de estos mismos nuestros padres?

¿Cómo educar en la libertad desde el autogobierno?

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