SEÑOR, HAZ DE MÍ UNA PARÁBOLA

1 octubre 2009

Señor, haz de mí…

Sal del mundo: que me convierta en gourmet del reino,

añadiendo a la vida de cada día el único ingrediente

que conserva en su totalidad todas sus propiedades: Dios. (Mt 5, 13)

 

Luz de las gentes: que nadie pase por mi vida sin contemplar

el enorme voltaje de paz, amistad y amor

que Tú has encendido en mí. (Mt 5, 14-16)

 

Cimiento sólido: que las inclemencias y las adversidades de cada día

no permitan echar abajo la gran obra

que Tú estás construyendo en mi vida. (Mt 7, 24-27)

 

Semilla que cae en tierra buena: que tu palabra

cale profundamente en mi corazón

y pueda dar fruto y fruto abundante. (Mt 13, 3-8.18-23)

 

Trigo en medio de la cizaña: que combata el mal a base de bien,

sin violencia, sin críticas destructivas, sin puñetazos encima de la mesa…,

dejando que el Sembrador se encargue de la cosecha. (Mt 13, 24-30.36-43)

 

Grano de mostaza: que, desde el anonimato y los últimos puestos,

pueda contribuir a acercar tu reino entre mi gente

creciendo en sabiduría, prudencia y amor de Dios. (Mt 13, 31-32)

 

Levadura en medio de la masa: que mi vida

sea un fermento de buenas obras

en medio de mis hermanos. (Mt 13, 33)

 

Tesoro a la vista de todos: que sean muchos los que me encuentren

y puedan adquirir, a precio de hermano agradecido,

las maravillas que Tú depositas en mí. (Mt 13, 44)

 

Talento productivo: que jamás entierre los dones

que Tú me entregas cada día,

y tenga la valentía y la generosidad suficientes

para compartirlos con mis hermanos (Mt 25, 14-30)

 

Señor, Maestro bueno y generoso, haz de mi vida una parábola de carne y hueso, capaz de transmitir, a través de las acciones y de los acontecimientos de cada día, tus enseñanzas a mis hermanos, haciendo de mi corazón, escuela del Reino, abierto las 24 horas del día, los 365 días del año.

JOSÉ MARÍA ESCUDERO

 

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