Sophie Scholl: los últimos días

1 abril 2009

Sophie Scholl: Die letzten Tage, 2005. Dirección: Marc Rothemund. Guión: Fred Breinersdorfer. Oso de Plata en Berlín para Julia Jentsch (Sophie Scholl).

El tratamiento de las películas bélicas ha ido variando con el transcurso de los años. Las grandes batallas sangrientas se transforman en afilados diálogos, los nombres de los famosos generales ceden el paso a los disidentes arrinconados, los vastos exteriores adelgazan en minúsculos interiores, los anteriormente proscritos lucen ahora y oscurecen las anteriores lumbreras.

Nos hallamos en 1943 y los ecos de la guerra provocan una clandestina oposición entre algunos jóvenes, especialmente universitarios, de Múnich. Centrados en La rosa blanca, vemos cómo se va perfilando la decidida y vigorosa personalidad de Sophie Scholl. El 18 de febrero es detenida junto a su hermano por repartir propaganda subversiva en la universidad.

“La película narra los últimos seis días de Sophie Scholl, desde que planean cómo repartirán los panfletos en la Universidad de Munich hasta su detención, interrogatorio, condena y ejecución. Es una situación extrema en la que también nos familiarizamos con su carácter, su pasado y los ideales de La rosa blanca, la película de Michael Verhoeven quedescribe el desarrollo de todo el grupo; los dramáticos acontecimientos que siguen al arresto de sus miembros sólo ocupan un lugar menor en la historia. La nuestra empieza con estos acontecimientos y acompañamos a Sophie en el duro viaje emocional de cinco días hasta su muerte. También vemos cómo Sophie madura bajo la presión a la que es sometida y cómo asume su responsabilidad… Recreamos el juicio y damos vida al infame y sanguinario juez Roland Freisler. También describimos la estancia de Sophie en la cárcel de Stadelheim, su último cigarrillo, la despedida de sus padres, su última comida, sus oraciones, su ejecución. Aunque es posible que lo que más diferencie esta película de las anteriores es que contamos con una documentación a la que no se tenía acceso en los años ochenta.”

La narración se demora en los interrogatorios de la heroína ante Robert Mohr. Las argucias frente a las promesas, las falsas pistas y las dilaciones para ganar tiempo, la asunción de toda la responsabilidad, la inquebrantable fidelidad a unos principios… granjean la simpatía del rival, pero no pueden evitar un desenlace irremediable.

“Robert Mohr era un personaje interesante: un especialista en interrogatorios que ya había servido bajo otros dos gobiernos, un colaborador pasivo respetuoso de las leyes sin preocuparse de quién las aprobaba. Durante mucho tiempo me pregunté por qué razón, después de haber interrogado a Sophie Scholl durante varios días, le ofreció la posibilidad de salvarse. Posteriormente descubrí que tenía un hijo de la edad de Sophie que acababa de ser enviado al frente oriental.”

Esa oposición inteligente y tenaz nos retrotrae a El prisionero (1955), de Peter Glenville, y a Un hombre para la eternidad (1966), de Fred Zinnemann.

“Tres acusados, tres puntos de vista diferentes. Primero está Christoph Probst, un hombre que lucha por sobrevivir y que, con el consentimiento de Sophie y de Hans Scholl, se distancia de las ideas de La rosa blanca para que sus tres hijos no crezcan sin su padre. Luego está Hans Scholl, cuyos argumentos son considerados por el juez Freisler como un ataque a sus ideas, ya que él no ha estado en el frente luchando por su país y Hans sí. Y por fin está Sophie, cuyos argumentos son mucho más emotivos y se basan en el bien y en el mal. La joven se enfrenta a Freisler hasta el último momento… Rechazó el «puente de oro» que le tendió Robert Mohr, lo que equivalía a firmar su propia sentencia de muerte.¿Cómo puede alguien tan positiva, tan viva como Sophie Scholl, aceptar que le van a quitar la vida? Y, como ateo, me pregunto: ¿Será más fácil enfrentarse a la muerte siendo creyente?”

Augusto Fernández

Pistas para la reflexión

  1. ¿Qué tratamiento bélico preferimos: el más sangriento o el más intimista, el protagonismo de los militares o el de los disidentes? ¿Quiénes son más recordados en los libros? ¿Quiénes dejan una huella más positiva en la historia? ¿Qué acontecimientos actuales guardan similitud?
  2. ¿Qué elementos comparten El prisionero, Un hombre para la eternidad y Sophie Scholl: estructura narrativa, situaciones, argumentos, personajes? ¿En qué épocas se sitúan? ¿Qué defienden? ¿Frente a quiénes?
  3. ¿Cómo evoluciona la relación entre Sophie Scholl y Robert Mohr? ¿Qué defiende inicialmente cada uno? ¿Quién influye más en el otro? ¿A qué se debe?

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