¿Soy dueño de mi mismo?

1 enero 1997

No me entrego del todo a la vida en sus múltiples manifestaciones de cada día, porque em­piezo por no poseerme a mí mismo. Si no soy del todo dueño de mí mismo, ¿cómo voy a com­prometerme del todo con cualquier cosa?

No me conozco a mi mismo, no me fío de mí mismo, no me domino a mí mismo.

Tengo miedo al sufrimiento y tengo miedo al placer, pues aún no he aprendido a disfrutar de las cosas con buena conciencia. No estoy satisfecho conmigo mismo, me encuentro impa­ciente, ansioso, nervioso

¿Cómo puedo meterme en nada con toda el alma cuando tengo el alma dividida, cada parte por su lado?

Y en medio de todo eso descubro en mi mismo una tendencia que desbarata todos mis in­tentos de recobrar la totalidad en mi ser y hacerla funcionar. Esa tendencia es pura pereza, una cierta tacañería mental, una resistencia interior a entregarme de lleno al trabajo, aun sa­biendo que iba a ser para bien mío.

Llevo dentro a un avaro escondido que no me deja emplearme a fondo aunque quisiera, te lleva las cuentas y quiere ahorrar energías para posibles emergencias futuras, sin caer en la cuenta de que la mejor manera de reforzar las energías del alma es usarlas de lleno en cada momento.

Todo en la vida importa. No hay evento pequeño, no hay ocasión despreciable, no hay opor­tunidad desdeñable.

Todo cuanto me sucede exige de mí todo cuanto yo pueda dar y si me reservo y entro en la refriega sólo a medias, no hago más que hacerme daño a mí mismo e impedir mi propio creci­miento.

Mi falta de generosidad para con la vida es la razón diaria y permanente de que yo no me desarrolle como sé que podría hacerlo.

 

Carlos G. Vallés

“Al Andar se hace camino”

 

PARA HACER

  1. Este texto es muy sugerente para hacer un análisis personal sobre qué pensamos, qué sentimos y cómo actuamos. Es para adultos, pero puede servir -y mucho- para adoles­centes y jóvenes. De hecho da muy buen resultado trabajar con él en los grupos. ¿qué llama la atención de su lectura?
  2. Subrayar lo que refleja de uno mismo. Poner entre paréntesis lo que no se puede referir a cada uno.
  3. Aplicar lo que dice a la sociedad, a nuestro mundo de hoy…
  4. Concretar líneas de actuación comprometerse en alguna acción concreta como conclu­sión de lo que se ha dicho.

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