Teleadictos

1 julio 2001

La Unesco tiene la sensación de que los niños occidentales pueden ser teleadictos. La Agrupación de Telespectadores y Radioyentes (ATR) organizó un acto de presentación de la publicación «La TV, ¿una droga dura?». La solución: proponer alternativas a la televisión y formar y dar un espíritu crítico a los más pequeños, especialmente desde el ambiente familiar.

 

Peligros

La televisión puede considerarse un droga dura cuyos efectos principales son el embotamiento mental, apatía general y falta de criterio. He aquí algunos peligros inherentes a la droga televisiva:

  • Interrumpe la comunicación normal entre personas y puede consumirse en solitario.
  • Bloquea la facultad de pensar: el flujo de imágenes impide el uso de las palabras y los demás simbolismos.
  • Incita a una adhesión inmediata, sin réplica, aboliendo la libertad de la persona.
  • Produce una fuerte adicción, que se suma a la de otras nuevas tecnologías como la de los videojuegos e internet.
  • Puede instigar a la violencia y al consumo de drogas.
  • Produce lo que se llama «inercia de atención», estado que se caracteriza por una menor actividad en las zonas del cerebro encargadas de procesar informaciones complejas.

 

Teleadictos

Actualmente puede calificarse a algunas personas de teleadictas en sentido estricto: no pueden controlarse voluntariamente. El teleadicto presenta estas características:

  • Ve mucha más televisión que el promedio de los telespectadores: tres horas diarias y cuatro en fines de semana.
  • La utiliza como sedante y no como entretenimiento.
  • Selecciona poco o nada los programas:practica libremente el zapping.
  • Se siente incapaz de delimitar el tiempo de visión: cuanto más ve, menos fuerza tiene para desconectar.
  • Experimenta relajación mientras la ve, pero después se siente peor que al principio y está descontento de sí mismo por su adicción.
  • Está dominado por la «inercia de atención»: tiene menor actividad en las zonas del cerebro encargadas de procesar informaciones complejas. Por eso alcanzan elevados índices de audiencia algunos programas mediocres que se emiten a continuación de otros muy populares.

 

Medidas y alternativas

Para la alfabetización de niños y jóvenes desde el núcleo familiar se pueden tomar las siguientes medidas:

  • Ver sólo un máximo de 90 minutos (diez horas a la semana).
  • Seleccionar los programas con antelación y en democracia, contando con la opinión de los pequeños.
  • Aumentar el tiempo de diálogo.
  • Tener en cuenta otras alternativas de ocio, como la lectura.
  • No ver la televisión durante las comidas…

 

 

Para hacer

  1. ¿Cuánto tiempo vemos nosotros la televisión? (Al día, a la semana…). ¿Cómo la vemos? Contar lo que cada uno hace.
  2. Comentar los peligros de adicción televisiva. ¿Nos pasa algo similar?
  3. ¿Qué podemos hacer nosotros para librarnos de esa situación? Concretar cómo llevarlo a cabo.

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