¡Tenemos carta del diablo!

1 septiembre 2002

Saboreando este verano el libro de Dolores Aleixandre «Compañeros en el camino» (Compañeros en el camino. Iconos bíblicos para un itinerario de oración, Sal Terrae, Santander 1995, 29-31) descubrimos una cita de un libro desconocido para nosotros con el sugerente título de «Cartas del diablo a su sobrino» de C. S. Lewis. Partiendo de la cita y de la nota a pie de página nos dio la base para la propuesta de esta siguiente idea realizada con los animadores y animadoras del campamento urbano que organiza «Amencer» en la ciudad de Ourense.

La idea de la dinámica es sencilla: los destinatarios –en este caso animadores y animadoras de tiempo libre– reciben una carta que la firma el diablo, en la que les da consejos de cómo ser unos «buenos» animadores, según la opinión del diablo lógicamente. Se pretende resaltar, en clave cómica y desde una perspectiva negativa –llegando incluso al ridículo– (lo que no se debe realizar), las auténticas actitudes de un animador de tiempo libre para un campamento urbano. Es decir, en vez de decir lo que estamos ya acostumbrados a escuchar en toda experiencia educativa, sería decirlo incidiendo en esas actitudes contrarias contra las que siempre estamos peleando. El contraste lógicamente es mayor .

Metodológicamente escogimos la opción de redactar la carta por el equipo coordinador del campamento y entregársela a cada animador en la primera reunión general del campamento, un par de días antes de comenzar las actividades. La dinámica para trabajar la carta puede ser muy variada y abierta a la creatividad de los que la diseñen. Nosotros propusimos una lectura personal y un trabajo en pequeño grupo donde cada equipo de animadores debía contestar al diablo dándole motivos de por qué actuaban de una forma o de otra (dándole la razón o llevándole la contraria). Una puesta en común con cartas de respuesta con fino humor gallego (o castellano, asturiano, andaluz, catalán…) nos da pistas a todos de cómo debe ser nuestro estilo y nuestras actitudes como animadores de tiempo libre en un campamento urbano.

La experiencia resultó positiva. Además se potenció la creatividad y el elemento sorpresa que ayudó a la reflexión de un tema que muchas veces se da por supuesto o que tratamos con un listado de actitudes y comportamientos que por la propia presentación hace desconectar a un sector de destinatarios concretos.

Esta carta del diablo a los animadores de tiempo libre de un campamento urbano creemos que se puede trasladar ahora al principio de curso en una carta del diablo al profesorado de un centro educativo, al equipo de catequistas de un parroquia, al equipo animador de un centro juvenil de tiempo libre o al grupo que creamos conveniente. Lógicamente hay diversas y más creativas formas de realizar esta dinámica. Proponemos algunas para animar a crear otras más:

 

  • Que entre toda la comunidad educativa se escriba la carta como si fuesen ellos el diablo.
  • Que por sectores escribamos la carta sintiéndonos el diablo (animadores de grupos de tiempo libre, de comisiones, de proyectos concretos –por ejemplo en un centro juvenil–, o de Infantil, Primaria, ESO, Bachillerato en un colegio…).
  • Que un sector de la comunidad educativa escriba la carta del diablo a otro sector (mejor para ambientes de educación no formal).
  • Etc.

El trabajar la carta recibida puede realizarse con:

 

  • Una respuesta personal. Cada uno que se sienta identificado escribe una carta de contestación al diablo. Se podrían compartir esas cartas en pequeños grupos.
  • Una respuesta grupal de pequeño o de gran grupo que nos sirva de carta de compromiso de inicio de curso.
  • Imaginarnos en otro contexto educativo y tratar de contestar la carta; etc.

 

Es positivo que al inicio de curso (venimos…, en teoría, recargados de optimismo, ilusión y ganas por seguir en la brecha en nuestro pequeño-gran mundo educativo) recibamos una carta del diablo, pues es ahora cuando tenemos las fuerzas necesarias para contestarle contundentemente y no caer en las tentaciones de siempre.        Si cuando estemos agobiados, cansados y desando acabar el curso recibimos una carta del diablo. Por favor, ¡no la abramos!, nos podría hacer mucho daño.

                                                                                                          XULIO C. IGLESIAS

 

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