VEN, SEÑOR…, ¡NO TE CORTES!

1 noviembre 2007

Invocaciones de gente muy normal a un Dios… también muy normal, vamos, ¡de carne y hueso!

– Ven, Señor, la anciana del sexto vive sola y hoy no puedo subir a verla.

– Ven, Señor, a lo mejor, si te ven conmigo, me hacen un contrato un poco “menos basura” que el anterior.

– Ven, Señor, hoy estoy pletórico, he aprobado el examen; salgamos juntos a tomar unas copas.

– Ven, Señor y haz piña conmigo, a ver si convencemos al “cabezón” de mi padre.

– Ven, Señor, quiero presentarte a mi novia, te va a encantar, ya verás.

– Ven, Señor, hoy tú y yo triunfamos, pero no te presentes como la última vez que no nos dejaron entrar en ningún garito.

– Ven, Señor, no ahueques el ala ahora que tengo problemas de verdad.

– Ven, Señor, tengo un amigo que está pasando una mala racha, a ver si entre tú, yo y unas cañas le sacamos una sonrisa.

– Ven, Señor, sé que me he pasado contigo, pero ahora te necesito más que nunca.

– Ven, Señor, me temo que el día de hoy va a ser bien largo; por favor cancela todas tus citas, hoy te necesito sólo para mí.

– Ven, Señor, siéntate a mi lado, pero no le des mucho al palique, que mañana tengo examen.

– Ven, Señor y acompáñame al centro comercial; tengo que mirar unos zapatos para una boda e ir con mi hermana es peor que un dolor de muelas.

– Ven, Señor, que tenemos que llegar a fin de mes sin pedir otro crédito.

– Ven, Señor, hoy es el cumple de un amiguete; no te preocupes, es muy enrollado y no le va a parecer mal que vayas “de gorrón.”

– Ven, Señor, me sale humo de la cabeza de tanto estudiar, necesito un café contigo.

– Ven, Señor, hoy tengo que limpiar “la leonera de mi cuarto” y cuatro manos hacen más que dos.

– Ven, Señor, ha fallecido el padre de un compañero de clase; seguro que le animamos un poco si vamos los dos un rato al tanatorio.

– Ven, Señor, te prometo que nunca más te voy a dejar tirado.

– Ven, Señor, tómate el día libre conmigo, necesito estar a solas contigo.

– Ven, Señor, a verme, ya verás como esta vez no me expulsa el árbitro.

– Ven, Señor, hoy estoy solo en casa… ¡Tranquilo! que la nevera está a rebosar.

– Ven, Señor, pero no te entretengas por el camino, que llegamos tarde como la última vez.

– Ven, Señor y no hace falta que me eches la bronca, sólo quiero que estés a mi lado.

– Ven, Señor, seguro que a ti se te ocurre algo mejor.

– Ven, Señor, no te lo vas a creer, tengo que contártelo, ven pronto.

José María Escudero

También te puede interesar…