Vivir sin estrés

1 noviembre 1999

  1.   Cuida la alimentación: una comida equilibrada es vital para evitar los efectos de la fatiga.

 

  1. Conócete a ti mismo e integra tus diversas facetas para que la lucha entre la realidad del yo y la realidad de lo que quisieras tener no genere ansiedad ni cause una sensación de fracaso permanente.

 

  1. Relativiza al máximo los acontecimientos. Así disminuirá la ansiedad ante las preocupaciones de cada día.

 

  1. Genera nuevas ilusiones. Cuando despiertes, piensa cada mañana que el nuevo día puede aportarte algo interesante.

 

  1. Date cuenta de las actividades y situaciones que generan un exceso de responsabilidad y abandónalas o sustitúyelas por otras, pues aquéllas se convierten en una trampa y te bloquean, ya que hacen que rindas menos debido al agotamiento del compromiso.

 

  1. Valora tus posibilidades reales y aprovecha los medios de que dispones.

 

  1. Frente a la rutina, sé creativo e improvisa. La improvisación te permitirá descubrir lo que realmente te apetece y tomar conciencia de que no estás condicionado en todo lo que haces.

 

  1. Enfréntate a lo que te angustia y aumenta tu capacidad para resolver problemas convirtiéndolos en oportunidades.

 

  1. Acepta que puedes cometer errores. Sólo no puede cometer errores quien no toma ninguna decisión, es decir quien elude toda responsabilidad.

 

  1. Sobre todo y ante todo, vive siempre con ilusión.

 

Para hacer 

1.  Este decálogo, dirigido inicialmente a adultos, puede servir también para los jóvenes y, adaptado, incluso para los niños, entre quienes también abunda cada vez más el estrés. Hágase.

2.  Antes de nada, ¿qué nos produce a nosotros estrés? ¿Qué nos preocupa, qué nos angustia…?

3.  Concretar entre todos cómo llevar a cabo cada uno de los puntos.

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