Christmas Carol, 2009. Dirección: Robert Zemeckis. Guión: Robert Zemeckis; basado en la novela de Charles Dickens. Producción: Robert Zemeckis, Steve Starkey y Jack Rapke. Música: Alan Silvestri. Fotografía: Robert Presley. Montaje: Jeremiah O’Driscoll. Diseño de producción: Doug Chiang. Doblaje original: Jim Carrey (Ebenezer Scrooge), Colin Firth (Fred), Gary Oldman (Bob Cratchit, Marley), Bob Hoskins (Sr. Fezziwig), Robin Wright Penn (Belle), Cary Elwes (Dick Wilkins), Fionnula Flanagan (Sra. Dilber).
«Jamás le paraba nadie en la calle para decirle con alegre semblante: “Mi querido Scrooge, ¿cómo está usted? ¿Cuándo vendrá a visitarme?” Ningún mendigo le pedía limosna; ningún niño le preguntaba la hora; ningún hombre o mujer le había preguntado por una dirección ni una sola vez en su vida. Hasta los perros de los ciegos parecían conocerle; al verle acercarse, arrastraban precipitadamente a sus dueños hasta los portales y los patios, y después daban el rabo, como diciendo: “¡Es mejor no tener ojo que tener el mal de ojo, amo ciego!” Pero a Scrooge, ¿qué le importaba? Eso era precisamente lo que le gustaba.»
El relato clásico (1843) del popular novelista Charles Dickens ha sido objeto de innumerables adaptaciones cinematográficas desde que Walter R. Booth rodara Scrooge; or Marley’s ghost”. No faltarían los musicales como Muchas gracias, Mr. Scrooge (1970), de Ronald Neame con Albert Finney y Alec Guinness. Incluso Los Teleñecos en cuentos de Navidad (1992), de Brian Henson.
«El rostro de Marley. No era una sombra impenetrable como los demás objetos del patio, sino que tenía una luz mortecina a su alrededor, como una langosta podrida en una despensa oscura. No mostraba enfado ni ferocidad, pero miraba a Scrooge como Marley solía hacerlo: con fantasmagóricos lentes colocados hacia arriba, sobre su frente fantasmal. Sus cabellos se movían de una manera extraña, como si alguien los soplara o les aplicara un chorro de aire caliente; y, aunque tenía los ojos muy abiertos, mantenían una inmovilidad perfecta. Esto y su coloración lívida le hacían horripilante; pero a pesar del rostro y de su control, el horror parecía ser algo más que una parte de su propia expresión.»
Robert Zemeckis se sirve de la técnica «motion capture» en 3D, después de los experimentos en el cine de animación de Polar Express (2004), también ambientada en unas fiestas navideñas mágicas, pese a la incredulidad del niño protagonista, como un Ebenezer Scrooge enfrentado a los fantasmas de las oportunidades perdidas.
«El fantasma y Scrooge atravesaron el vestíbulo hasta llegar a una puerta en la parte trasera de la casa. Se abrió y dio paso a un cuarto largo, melancólico y desnudo, desnudez aún más acentuada por las sencillas alineaciones de bancos y pupitres. En uno de ellos, un muchacho solitario leía cerca de un fuego exiguo. Scrooge se sentó en un banco y se le cayeron las lágrimas al ver su pobre y olvidada persona tal y como había sido.»
Un anciano mezquino, incapaz de celebrar nada, tendrá que revivir –arrastrado por los fantasmas de las Navidades Pasadas– aquellos instantes en los que pudo haber emprendido otros senderos más luminosos. ¿Cómo recuperarlos? ¿Cómo solucionar tantos errores?
«La risa ahogada con que dijo eso, y la risa ahogada con que pagó el pavo, y la risa ahogada con que pagó el coche, y la risa ahogada con que recompensó al muchacho, solamente fue superada por la risa ahogada con que se sentó, sin aliento, otra vez en su butaca, y continuó riéndose ahogadamente hasta que lloró.»
Augusto Fernández
Pistas para la reflexión
1. ¿Cómo ha vivido hasta esa noche Ebenezer Scrooge? ¿En qué situación se encuentra? ¿Qué es lo más valioso para él? ¿Qué opinan del protagonista quienes lo rodean? ¿Y él de los demás?
2. ¿Quiénes lo visitan inesperadamente? ¿Qué encarna cada uno de ellos? ¿Cómo se relacionan con su pasado? ¿Qué perdió en esas ocasiones? ¿En qué se ha ido convirtiendo?
3. ¿Cómo es Ebenezer Scrooge después de las visitas? ¿Cómo se manifiesta en su conducta y en sus palabras? ¿Qué sugiere el final?