Un año más

1 diciembre 2010

Un año más celebramos la Navidad. La oscuridad y la noche, en el hemisferio Norte, se llenan de luces y de… consumo. Por eso, un año más, este número de Cuaderno Joven, es casi monográfico sobre la Navidad: para ayudar a humanizarla –y a cristianizarla- un poco más.

En esta ocasión, además, queremos dar importancia al último día del año que –en  cualquier hemisferio- puede ser un momento apropiado para revisar el año anterior, dar gracias por lo vivido y emprender nuevos caminos para el siguiente.  Lo hacemos con ese texto de María Luisa Vial:

El libro de la vida

Hoy cierras un volumen más en la historia de tu vida.

Cuando empezaste este año era todo tuyo, te lo puso Dios en tus manos; podías hacer de él lo que quisieras: un poema o una pesadilla, una blasfemia o una oración. Podías. Hoy ya no puedes, no es tuyo, ya lo has escrito. Es de Dios. Te lo va a leer el Señor el día que mueras, con todos sus detalles. Ya no podrás corregirlo. Ha pasado al dominio de la eternidad.

En esta última noche del año 2003 medita unos momentos. Toma tu libro escrito y hojéalo despacio. Deja pasar sus páginas por tus manos y por tu conciencia. Date el tiempo de leerte a ti mismo.

Lee también aquellas páginas que nunca hubieras querido escribir. No, no intentes arrancarlas. Es inútil. Ten valor para leerlas. Ya está escrito.

No puedes arrancarlas, pero puedes mejorarlas cuando escribas tu volumen siguiente. Si lo haces así, Dios quizás no las tomará en cuenta cuando lea tu libro en el último día. Tú lo has escrito con el instrumento asombroso y maravilloso de tu libertad.

Es un libro misterioso que, en su mayor parte (la más interesante), no puede leerlo nadie más que Dios y tú.

Si tienes ganas de besarlo, bésalo; si tienes ganas de llorar, llora fuerte sobre tu libro. Tómalo en tus manos, levántalo hacia el cielo y dile a Dios tres palabras: gracias, perdón y ayúdame a ser mejor.

Después entrégaselo a Él. No importa como esté, aunque tenga páginas negras, Dios sabe perdonar.

Esta noche te va a dar Dios otro libro completamente blanco y nuevo. Es todo tuyo. Vas a poder escribir en él lo que quieras.

Pon el nombre de Jesús en la primera página. Después pídele que no te deje escribirlo solo. Pídele que no te suelte de su mano y que te tenga siempre en su corazón.

Las indicaciones pueden ser otras, pero siempre estará bien que al final del año podamos dar gracias por lo vivido, pedir perdón por lo fallado y, al inicio del nuevo año, renovar nuestro deseo vivir mucho mejor… un año más.

 Cuaderno Joven

 

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