Lo cuenta Angeles Lopez en El Mundo: No hay que buscar más culpables. Según un estudio, pasar mucho tiempo en la adolescencia delante de la televisión origina posteriormente problemas de sueño. Los chicos que ven la tele tres o más horas al día son el doble de propensos al insomnio cuando son adultos.
Ni problemas previos de sueño, ni trastornos psiquiátricos ni una mala educación paterna. Ninguna de estas circunstancias influye en la relación que se establece entre el número de horas viendo la televisión y la aparición de problemas de sueño. Así lo han observado investigadores de la Universidad de Columbia y del Instituto Psiquiátrico de Nueva York tras realizar un seguimiento a 759 familias (a las madres y a sus hijos) a lo largo de ocho años.
Durante ese tiempo, se llevaron a cabo tres entrevistas; los hijos tenían 14, 16 y 22 años. El estudio, publicado en ’Archives of General Psychiatry’, mostró que el 32,3%, el 28,6% y el 30,2% de los participantes de cada grupo de edad respectivamente veía la televisión tres horas o más al día.
Los que tuvieron más problemas de sueño (dificultad para dormir, despertar varias veces en la noche, pesadillas, irritabilidad, etc) fueron los chicos de 14 años que pasaban más tiempo delante de la pantalla. Estos problemas persistieron cuando los adolescentes cumplieron los 16 y los 22 años. Ninguno de estos participantes tenía antecedentes de insomnio.
Otro hecho que se observó fue que los jóvenes que redujeron la cantidad de tiempo frente al televisor, a menos de una hora al día, experimentaron una marcada reducción de las alteraciones del sueño durante la adolescencia tardía o al comienzo de su etapa adulta.
Se estima que más de 40 millones de estadounidenses tienen trastornos del sueño crónicos. Estas alteraciones se han asociado con depresiones, dificultad para concentrarse, deterioro de la memoria, y trastornos del funcionamiento metabólico y de otros sistemas. «Estos resultados han demostrado que el insomnio es un problema de salud pública significativo«, explican los investigadores.
«La alta prevalencia de problemas de sueño a la edad de 14 años puede atribuirse, en parte, al estrés asociado con la maduración fisiológica y el comienzo de la pubertad«, comentan los autores del estudio que apuntan que se podría deducir, en función de los resultados, que la restricción de la cantidad de tiempo delante de la televisión podría servir para disminuir la frecuencia de las alteraciones del sueño en los adultos jóvenes.
En un editorial publicado en la misma revista, Mary A. Carskadon, doctora del departamento de psiquiatría de la Facultad de Medicina de Brown (Providence, Estados Unidos), explica la importancia de los resultados de este estudio pues es el primero que identifica claramente el tiempo que los adolescentes ven la televisión como parte de las causas que originan los trastornos de sueño en los jóvenes.
La insuficiencia crónica de sueño tiene consecuencias que van más allá del cansancio y el deterioro cognitivo: «El metabolismo alterado se asocia potencialmente con la diabetes consecuencia de la obesidad. También puede estar comprometido el sistema inmunológico. Los síntomas de fatiga y de depresión son comunes. Determinados tipos de aprendizaje también parecen requerir un acabado por la noche durante el sueño. Los accidentes de tráfico asociados al sueño son los más comunes entre los conductores de entre 16 y 25 años», comenta la editorialista.