VELAD LOS SUEÑOS

1 diciembre 2003

Velad los sueños de ese niño,

de esa niña, que está naciendo.

 

Es tiempo de mantenerse vigilantes,

de acompañar la ola y la sangre.

Es tiempo de aguardar

con paciencia la noche,

hasta que despunte el alba.

 

Es tiempo de desplegar

las velas de la esperanza,

y de afilar con brío

la línea del horizonte.

Es tiempo de apagar la televisión

y encender el nuevo programa

del compromiso con espíritu.

 

Es tiempo de sumar brazos,

nostalgias, ilusiones, colores grises,

también blancos y negros.

Es tiempo de profundizar

y encarnar el corazón,

la amistad, el deseo,

la lucha, las manos, la fiesta.

 

Es tiempo de dar a luz

la luminosidad que estalla

desde lo más íntimo, muy adentro.

 

Es tiempo y posible otro tiempo,

otros sueños, otro mundo,

otra manera de ser,

de entendernos.

 

Es tiempo, hoy es el kairós,

no permitiremos que pase de largo

porque otro ser humano

llama a nuestra puerta.

No es ya tiempo de espera,

se acabó el “ya veremos,

quizá mañana”,

sin arribar nunca a ningún puerto.

 

Hoy, como un brote, una espiga,

un tallo nimio, una nueva creación,

como un nuevo y cálido big-bang,

estalla de colores y futuro,

de pan y esperanzas, de paz y aurora,

en las entrañas, en silencio,

la nueva Humanidad que por fin está surgiendo.

 

El reino de la justicia, la fraternidad y la ternura,

aquí, en nuestra misma Tierra.

Con un inmenso y ardiente fuego, en el centro.

MIGUEL ÁNGEL MESA

ECLESALIA, 5 de enero de 2003

 

 

 

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