La bomba del corazón

1 mayo 2002

El origen

Esta imagen de Victoria Martos ilustraba en el suplemento Salud de «El Mundo» (8.6.02) un artículo sobre cardiología: «Más de un siglo para saber por qué la nitroglicerina es eficaz en la angina».

Las fábricas de dinamita del siglo xix dieron la pista de los efectos cardíacos de uno de los componentes del explosivo (la nitroglicerina), que pasó a ser tratamiento, pues consigue dilatar los vasos sanguíneos y aliviar el dolor torácico provocado por la angina de pecho (los trabajadores del Nobel que tenían jaqueca en el período laboral se les pasaba el fin de semana, y los que tenían angina de pecho, al revés).

130 años después los científicos acaban de descubrir en qué se basa su actividad. En 1998 Louis Ignarro recibió el premio Nobel por descubrir qué es el óxido nítrico: un producto de la ruptura de la molécula de nitroglicerina, que controla la dilatación de los vasos sanguíneos y alivia el dolor. Ahora se acaba de descubrir la biotransformación de la nitroglicerina en óxido nítrico: el aldehído deshidrogenasa mitocondrial (aldhm) rompe la molécula del tratamiento explosivo y libera nitritos que más tarde se convierten en óxido nítrico.

Al margen de todo esto, que no es necesario revelar, al menos al principio, la imagen nos puede servir para centrarnos de nuevo en el corazón, tomado popularmente como centro de los sentimientos (aunque sabemos que el control y la clave está en el cerebro), y ver nuestra capacidad de amar, de servir, de vivir con sentido positivo…

 

 La imagen

  • El conjunto: Centrarse en la imagen en su conjunto.

– ¿Qué pasa ahí? ¿Por qué?

– ¿Con qué relaciona cada uno lo que ahí sucede? ¿En qué lo compara a la propia vida?

– Ir viendo después cada uno de los componentes y partir de ellos como símbolos.

 

  • El detonador: Todo está en ese aparato, que está esperando el contacto para que actúe.

– ¿Cuál es mi detonador que me hace «explotar»?

– ¿Ante qué ya no soy sensible y por qué?

– ¿Que es lo que hace que yo reaccione ante… (Concretar situaciones: la injusticia, la mentira…).

– La explosión por simpatía implica interactuar en la misma onda: ¿con quién o en qué me muevo yo así?

 

  • «El manipulador»: La persona que establece el contacto tiene unas características específicas: ropa, sombrero, gafas, estilo general…

– ¿A qué nos suena? ¿Quién podría ser?

– ¿Quién me ha hecho «explotar» a mí?

– ¿Quién me ha acompañado en los momentos difíciles y todavía me gustaría acudir a él?

 

  • El corazón: Está en el aire, unido por «un cordón umbilical» con su «alimentador».

– ¿Qué o quién mantiene nuestro corazón en vilo?

– ¿A quién se siente unido ese corazón?

 

  • Las flores: Como fruto de todas las acciones, el corazón ha florecido:

– ¿Qué hace florecer a nuestro corazón?

– Las raíces salen al aire: ¿Cuáles y cómo son las relaciones que mantengo con los demás? ¿Cómo me ayudan y me fortifican?

– ¿Cuáles son los frutos que yo creo que he aportado hoy?

 

  • El conjunto de nuevo: Retomamos la imagen en su conjunto.

– ¿Y si este fuera nuestro retrato? ¿En qué se parece a mí? ¿En qué no?

– ¿Qué haría florecer mi tiempo de estudio? ¿Y mi vida de oración? ¿Y mi entrega a los demás? ¿ Y mi solidaridad? ¿Y mi alegría y esperanza? ¿Y mi…? Resumirlo en un breve texto a partir de la imagen: puede ser un poema, una parábola, una oración…

                                    Herminio Otero

 

 

 

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