Ama. Ser feliz se reduce a esto
Ama sin miedo a pasarte
Ama hasta sentir que te duele
Ama aunque todo te invite a no hacerlo
Ama cada día , como si nunca más lo fueras hacer
Ama y se tan feliz que, sin decirlo se te note
Ama aunque no te amen
Ama a quien nadie ama y todos odian
Ama en cualquier idioma, a todo hermano
Ama más a quienes menos aman
Ama hasta que sonría tu corazón
Ama aunque pienses que no avanzas
El buen Dios es capaz de sacar todo de nada
Ama hasta que digan que estas loco
Ama el lunes negro, el martes trece
El miércoles de ceniza , el jueves cualquiera
El viernes amargo y el sábado santo,
Porque sólo así amarás también el domingo
De resurrección.
Ama porque todo lo podrás perder
Pero nadie podrá jamás impedirte que ames
Ama y cuando ya no puedas más
Cuando incluso tu corazón sangre de dolor
Por el hermano , no lo dudes ¡sigue amando!
Ama a quien nadie tiene y nadie va a darle nada
Ama en la certeza de que alguno ya te ha amado
Y te ama como jamás comprenderás:
Hasta el exceso.
Firma: el Buen Dios y los suyos
PARA HACER
- liemos convertido el tiempo de Navidad en tiempo de felicidad oficial. A veces no sabemos cómo desearla, cómo lograrla, como contagiarla: he aquí una fórmula que es algo más que un decálogo. Leer y comentar. Leer y regalar.
- La fórmula es algo más que una receta. Sólo dará resultado si se pone en práctica. Elegir sólo tres puntos y concretar cómo ponerlos en práctica en las circunstancias de cada uno.
- La fórmula está firmada por «El buen Dios y los suyos». ¿Qué Dios? ¿Quiénes son los suyos? ¿Cómo aparece por aquí Jesús de Nazaret?
- Contestar a esta carta: lo que cada uno ha hecho y lo que se compromete a hacer.