El 20 de noviembre de 1989 nacía la Convención de los Derechos de la Infancia. Prácticamente todos los países del mundo, con la firma de este documento, se comprometían a garantizar el cumplimiento de una serie de principios inalienables que afectaban a cualquier niño o niña sólo por el mero hecho de serlo.
Hoy, a diez años vista, la Convención, a pesar de los avances, continúa siendo una hermosa utopía. Aprovechando esta efeméride (la celebración del décimo aniversario de la Convención) os proponemos una serie de películas a partir de las cuales profundizar con preadolescentes y jóvenes en el tema de los Derechos.
La vida es bella
La archiconocida película de Roberto Begnini, además de un singular discurso contra el fascismo y la intolerancia, es también un precioso alegato en favor de los derechos de la infancia. La historia de un hombre que se empeña en transformar el campo de concentración en el que está recluido con su hijo en un gran juego, con el fin de salvaguardar así su inocencia, nos remite, en última instancia, a la necesidad de proteger en toda circunstancia la integridad física y moral de niños y niñas.
Propuesta de actividad: Después de contemplar la segunda parte de la película (no es necesario proyectarla completa), podemos reflexionar sobre la relación que guarda la misma con los artículos de la Convención en que se hace referencia a la protección de niños y niñas contra abusos, explotación y malos tratos. También puede leerse algún texto a propósito del holocausto, o visionarse algún fragmento de otras películas (La lista de Schindler, la serie Holocausto…) donde se aborde el tema desde perspectivas más realistas, para después comentar qué nos sugieren ambos tratamientos de un mismo tema.
Niños robados/Estación central de Brasil
El director italiano Gianni Amelio nos propone en Niños robados un relato sin concesiones que indaga en los problemas de la infancia maltratada por el mundo adulto. En la película, un joven carabinero debe llevar a un niño y a su hermana, una preadolescente obligada por su madre a prostituirse, a un internado. En el viaje conoceremos la personalidad de estos dos niños obligados a sustituir su familia por una institución, mientras, al lado del carabinero, intentan recuperar una pequeña parte del afecto perdido.
En Estación central de Brasil un niño, huérfano de madre, ante la amenaza de una red de tráfico de órganos, emprende la búsqueda de su padre por todo el país en compañía de una vieja profesora. En el itinerario surge entre ambos una relación de complicidad que les ayuda a afrontar con optimismo un futuro incierto.
Propuesta de actividad: las dos películas permiten aproximarnos a los derechos de la Convención que hacen referencia a la familia y a la necesidad de un entorno acogedor. Con ellas como detonantes, podemos invitar a que se investiguen y valoren las distintas alternativas que nuestra sociedad ofrece a los niños y niñas sin familia (adopción, instituciones, pisos…).
Otras sugerencias
Para el educador interesado, mencionamos a continuación algunas obras más en las que el tema de la infancia y sus derechos está abordado de forma sugerente. Sin olvidarnos de títulos clásicos como Ladrón de bicicletas, Los olvidados o Los cuatrocientos golpes, o de obras de países con cinematografías poderosas (las americanas Máscara, Cuenta conmigo, Diario de un rebelde, El pequeño Tate, En busca de Bobby Fisher, El niño que gritó puta o las francesas Ponette, El niño de Châaba…) tal vez resulte interesante bucear en otras cinematografías más periféricas, esas que nos ofrecen una visión distinta de la realidad infantil: así, puede resultar de gran utilidad el conocimiento de obras como Niños del paraíso, El espejo, La manzana, ¿Dónde está la casa de mi amigo?, pertenecientes al emergente cine iraní, o piezas de cine latinoamericano como Sicarios o La vendedora de rosas. La primera parte de la conocida película china Adiós mi concubina, la producción bosnio–francesa, ambientada en el Sarajevo de la guerra de los Balcanes, El círculo perfecto, la portuguesa Jaime,de reciente factura, o la belga La promesa, en la que la toma de conciencia de un preadolescente sobre los problemas de los inmigrantes permite abordar numerosos temas de índole social, son otros tantos ejemplos de cine en que el niño, su mundo y sus derechos ocupan un lugar privilegiado.
Citemos, para acabar, la aplaudida película de B. Tavernier, Hoy empieza todo, (todavía no he tenido oportunidad de verla), una pieza de denuncia en la que, al parecer, la relación entre un profesor y los niños de la guardería en la que trabaja, situada en una zona deprimida de Francia, da lugar a una mirada valiente sobre algunos de los males de nuestro mundo desarrollado en el fin de siglo: ese mundo que, esperemos, heredaran pleno de derechos todos los niños.
JESÚS VILLEGAS