Para disminuir el orgullo, siga estos pasos:
- Diríjase a una zona rural y elija el campo que más le guste.
- Espere a que anochezca. Desnúdese y cruce la alambrada, con cuidado de no perder ninguno de los atributos del poder o dejarse la piel en el intento.
- Camine hasta que sienta que está en medio de la soledad más absoluta. Una vez allí, levante la cabeza al cielo y mire las estrellas. En ese instante, usted visto desde el espacio, debe parecer una especie de microbio instalado en una pelota de fútbol.
- Piense entonces que está parado sobre un minúsculo planeta, que gira alrededor del sol; y que el sol es nada más que una estrella pequeña entre los millones de estrellas que usted está viendo y que forman nuestra galaxia.
- Recuerde que nuestra galaxia es solo una de millones en el espacio.
- Una vez hecho esto, coloque los brazos en jarra sobre la cintura, en actitud desafiante y llenando bien los pulmones, grite a viva voz con toda la energía que sea capaz de juntar en ese momento:
¡Yo sí que soy alguien verdaderamente poderoso!
- Luego espere a ver el resultado. Si ve que algunas estrellas se sacuden, no se haga demasiado problema. “Es que Dios a veces no puede aguantar la risa”.
José Manuel Guzmán, Webalia, 4.4.03
PARA HACER
Antes de nada, comenzar concretando: ¿Qué es el orgullo? Poner ejemplos de una persona orgullosa.
¿Qué soluciones tiene el orgullo? Concretar cómo llevar a cabo alguna de ellas.
Dar ahora el texto y leerlo en silencio. ¿Qué nos ha parece?
Seguir mentalmente los pasos que señala el texto: imaginarse a cada uno en esa situación…
“Dios no puede aguantar la risa” con nosotros. ¿En qué sentido puede ser eso cierto?
Sin embargo yo soy poderoso: tengo el poder de amar, por ejemplo… ¿Y eso mueve el mundo?