1 Siente la necesidad.
Dios sabe empujar la puerta si la dejas abierta o incluso nada más que un poco entreabierta, o incluso cerrada, pero que vea la luz que pasa por debajo… Mas si cierras tu corazón con llave y prefieres quedarte en tinieblas, Él no forzará la cerradura.
2 Pídele el milagro machaconamente.
Una, dos, tres…, tantas veces como lo necesites. A veces hay que ser como niños, cabezotas, que solo desisten de su actitud cuando ven satisfechos sus deseos.
3.Ten fe.
Mas no una fe de chantaje:“Si me lo concedes, ni un pitillo más…Sí, te prometo que peregrinaré descalzo hasta…” No , tú toma otro tipo de medidas, adquiere esa fe testaruda en la que sientas en cada momento que tienes a Dios de tu parte.
4 No te obceques demasiado con el milagro.
Te explico: no te pases todo el día dándole vueltas. Hay gente que te necesita. Es bueno, en ocasiones, dejar que Dios se ocupe de tus cosas, mientras tú vas a ocuparte de las suyas.
5 No des marcha atrás.
Dios no te va a abandonar. No te preocupes si el frío y la soledad se hospedan en tu casa. No los eches, más bien respíralos, vívelos, pues ellos también forman parte del milagro.
6 Deja que Dios revuelva tu vida.
A lo mejor pueden desconcertarte los planes que Dios tiene sobre ti, pero no pienses con esto que Dios pretende estropearte la vida. Todo lo contrario, el milagro se está produciendo, aunque tú no entiendas “ni jota”.
7 No desesperes.
Si percibes que Dios te ha dado la espalda, no te encierres en las lágrimas; éstas suelen ser el gran remedio de los cobardes y, además, como decía Graham Green, solo sirven para regar berzas y las riegan muy mal. Vuelve a utilizar el punto 1 y 3 y remata la faena con el punto 2.
8 Dialoga muy a menudo con el Autor del milagro.
Conoce sus intenciones. A veces el milagro que esperamos se produce, aunque por desconocimiento o cerrazón, no lo vemos. Recuerda siempre que Dios no te da siempre lo que pides, pero sí lo que necesitas.
9 No te des nunca por vencido.
En ocasiones Dios utiliza métodos poco ortodoxos para llevar a cabo su plan. No olvides que el cielo, la felicidad, los milagros… pueden encontrarse en los rincones más insospechados o en las situaciones más insólitas.
10 Acude diariamente a tu corazón.
Te puede ocurrir que, buscando la realización del milagro, hagas grandes locuras, cruces grandes distancias, lleves a cabo enormes compromisos… Pues bien, has de tener en cuenta que si tuerces la esquina de tu callejón oscuro, encontrarás a Dios en la puerta giratoria de tu corazón. Ahí, Dios te espera, impaciente de realizar en ti su Gran Obra.
José María Escudero