La relación entre la religiosidad y la satisfacción vital ha sido ampliamente estudiada. Por ejemplo, en 2006 una investigación realizada por científicos del Departamento de Psicología del Albion College de Estados Unidos reveló que la religiosidad puede aumentar el bienestar psicológico. Ese mismo año, un estudio llevado a cabo por especialistas del Rush University Medical Center de Chicago estableció que las creencias religiosas podían proteger contra los síntomas de la depresión. Ahora, científicos de la Universidad Wisconsin-Madison, en Estados Unidos, han descubierto una posible causa del efecto positivo de la religión en quienes la profesan: las religiones aumentarían el bienestar psicológico de los individuos gracias a que promueven las relaciones sociales íntimas
Satisfacción vital y amistades
En un artículo publicado por la American Sociological Review, los autores del estudio, Chaeyoon Lim, profesor de sociología de la Universidad de Wisconsin Madison, y Robert D. Putnam, de la Universidad de Harvard, explican que el “ingrediente secreto” de la religión podría radicar en los aspectos sociales de las prácticas religiosas más que en la teología (las creencias personales o la religión a la que se pertenece), la espiritualidad o aspectos como la frecuencia de la oración o la sensación de la presencia de Dios en la propia vida. Según ellos, serían las relaciones cultivadas en las congregaciones religiosas lo que propiciaría la satisfacción vital de los creyentes.
Para su estudio, los investigadores utilizaron datos de una encuesta llamada “Faith Matters Study”, que fue realizada a una muestra representativa de adultos norteamericanos entre los años 2006 y 2007. A partir de esta encuesta, Lim y Putman establecieron que el 33% de las personas que afirmaron acudir a servicios religiosos semanalmente tenía entre tres y cinco amigos íntimos en sus respectivas congregaciones. Todas ellas afirmaron sentirse “extremadamente satisfechas” con sus vidas (10 en una escala del uno al 10).
Redes sociales íntimas
En comparación con este primer grupo, sólo el 19% de aquellos individuos que asistían a servicios religiosos semanalmente, pero que en ellos no habían encontrado amistades cercanas, informaron de ese mismo grado de satisfacción vital. Por otra parte, el 23% de las personas que acudían a servicios religiosos sólo varias veces al año, pero que en sus congregaciones sí contaban con entre tres y cinco amigos íntimos, también afirmaron encontrarse “extremadamente satisfechas” con sus vidas.
Por último, el 19% de las personas que no asistían nunca a servicios religiosos también señalaron sentirse extremadamente satisfechas con sus vidas.
Según declaraciones de Lim, estos resultados señalan que no serían la asistencia a las iglesias ni los sermones ni la oración lo que hace a la gente feliz, sino las redes sociales íntimas que se tejen dentro de los grupos religiosos.
Lim afirma que a las personas les gusta sentir que pertenecen a algo y que “una de las funciones más importantes de la religión es aportar a la gente el sentimiento de pertenencia a una comunidad moral basada en la fe religiosa”.
Esta comunidad, sin embargo, puede convertirse en algo remoto o abstracto a no ser que las personas que pertenezcan a ella desarrollen un círculo de amigos con los que compartir una identidad similar. Los amigos que un individuo hace en cualquier congregación son los que le dan a ésta un valor real y tangible, los que fortalecen el sentimiento individual de pertenencia a la comunidad.
Iniciativas sociales
Los resultados del estudio serían aplicables a las tres tradiciones cristianas principales (la protestante, la católica y la evangélica protestante), aunque patrones similares fueron encontrados también en judíos y mormones (de los que se analizó una muestra mucho menor de adultos).
Lim y Putman concluyen que sería el apoyo social y moral que aportan las comunidades religiosas lo que propicia la satisfacción vital de las personas que pertenecen a ellas y que, por tanto, los líderes religiosos deberían invertir más tiempo, recursos y talento en el desarrollo de la dimensión social de sus congregaciones, con iniciativas como la formación de grupos de apoyo o de oración, la organización de encuentros y la formación de coros.
Yaiza Martínez
Tendencias21, 9 de diciembre 2010