El mapa, la burbuja y el radar

1 septiembre 2000

He aquí tres maneras de moverse por la vida, por el mundo de los valores. Tres maneras de en­tender la ética y la moral.

  1. Antes, los valores, el terreno de la moral era como un camino bien detallado en un mapa, que había que seguir sin más. Era cuestión de estar atento a las indicaciones y señales. El camino era el mismo para todos. Sabíamos por dónde movernos en el terreno: familiar, social, laboral, sindical, lúdico, político, económico, sexual, religioso, etc. Si no era por ignorancia, todo el mundo sabía perfectamente lo que debía hacer. En caso de «caídas», de «resbalones y trope­zones», de «picaduras de serpientes o escorpiones», había expertos que te indicaban enseguida el «remedio».
  2. Después nos dimos cuenta de que las cosas no eran tan «simples». Que, por ejemplo, el Evan­gelio, «la ley de Cristo», no era un camino tan claro, que se parecía más a una brújula que nos indicaba la dirección hacia la que teníamos que avanzar, nos señalaba los grandes valores del Reino. Y que cada uno debemos abrir nuestro propio camino, sirviéndonos lógicamente de re­ferencia el camino de Jesús y el de otros buenos cristianos. Aquí tienen todo el sentido los ver­sos de Machado: «Paso a paso, golpe a golpe: caminante no hay camino, se hace camino al andar». Lo importante es no perder el «norte», la «polar».
  3. Ahora algunos dicen que no hay ni norte ni guía que valga. Que el único principio moral es mantener el «corazón» receptivo, como un radar o un sismógrafo, ante las necesidades y deseos de los hermanos. Y no les falta razón: el cristiano, de acuerdo con la parábola del buen sama­ritano, ha de ser una persona de ojos muy abiertos, de corazón compasivo y de manos muy lar­gas para poder ver, sentir y socorrer al caído a la orilla del camino. Si el amor es el único «man­damiento» deberemos tener el radar o el sismógrafo siempre en funcionamiento para escuchar el «SOS» de tantos náufragos que piden ayuda.

Aunque es posible que las dos cosas sean complementarias: la brújula y el radar. Mientras pro­curamos estar muy atentos a las necesidades de los hermanos, queremos saber en qué direc­ción debemos avanzar, para que nuestro camino nos lleve de verdad a una buena meta.

Son tres maneras de moverse en el mundo de los valores, de entender la moral, consecutivas en el tiempo, pero que pueden también coexistir.

(En base a un texto de Jesús Huguet)

PARA TRABAJAR

  1. Colocar, dibujados, los tres objetos. Hacerles «hablar» como símbolos.
  2. Se podría realizar un trayecto con mapa, con brújula o guiado por una voz a través de unos walkmans. Analizar después la «parábola»: sentimientos, reflexiones, y las sugerencias de cara a la vida.
  3. Jesús en el Evangelio se mueve algunas veces, pocas, con mapa. ¿Qué «certezas» tiene Jesús? Otras, con brújula. ¿Qué valores fundamentales orientan la vida de Jesús? Y también usa el radar. ¿A quiénes y por dónde le lleva el espíritu? Hay ocasiones en las que el radar le lleva por «caminos nuevos» y has­ta «contracorriente» ¿recuerdas algunos ejemplos?
  4. ¿Qué «usas» más: mapa, brújula o radar? ¿Por qué? ¿Qué valores fundamentales marca tu brújula, orientan tu vida? ¿Qué espacios dejas en tu vida para escuchar las señales que el radar manda a tu co­razón, a tu conciencia, a tu yo más profundo?

 

JOSÉ SORANDO

 

 

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