EL SEÑOR VIENE… ¡EN AUTOBÚS DESCAPOTABLE!

1 noviembre 2012

Y en el Reino de los cielos estalló la algarabía… Carreras por un lado, gritos por otro y, sobre todo, mucha confusión. El gabinete de crisis llevaba más de tres horas reunido, pues el caso a tratar era bastante delicado. El Nazareno iba a bajar, como todos los años, a la tierra y debido a que las palabras del Bautista (“Preparad el camino, allanad los senderos…”) rebotaban una y otra vez en los corazones de sus hijos, había decidido imitar a los grandes deportistas y utilizar un autobús descapotable…

Después de casi media jornada sin saber nada, se abrieron las puertas del salón de los casos extraordinarios y… ¡vaya caras! Ni una sonrisa, ni un saludo, ni una explicación, ni un mal ni buen gesto… Y es que (nos enteramos después) lo del autobús descapotable había sido aceptado (el Nazareno tuvo que ponerles varios videos de equipos festejando ligas, ascensos, mundiales… y los miembros del gabinete, viendo la enorme expectación y la gran multitud de personas que congregaban dichos festejos, habían dado el visto bueno). Lo que realmente les preocupaba era la comitiva que iba a bajar con el Señor. Pues bien, a Jesús le habían  entregado una larga lista de personajes célebres: papas, mártires, modélicos deportistas, madres ejemplares, fundadores, misioneros, personas galardonadas con todo tipo de premios… Jesús, no sin antes agradecer el esfuerzo a los organizadores, había declinado la invitación informando a la asamblea el nombre de las personas que le iban a acompañar…

El problema era que nadie les conocía, por lo que tuvieron que hacer uso de las nuevas tecnologías. Varías horas navegando (¡qué diferente a lo que hacía Andrés, Pedro y compañía!) para percatarse que no aparecían en la red (ni en los censos de los ayuntamientos ni en los libros de las iglesias). Al final y, con la ayuda del Maestro, dieron con el paradero de alguno de ellos… Eso sí, en la base de datos de la policía. De ahí las caras y la preocupación…

Y es que, amigos, los escogidos de Dios son aquellos que nadie escoge. Este año (y el pasado y hace dos y siempre) el Señor viene acompañado por personas a las que la sociedad discrimina, rechaza, cataloga como peligrosas o molestas, por aquellos que no tienen ni voz ni voto ni trabajo ni cariño ni ayuda…

Amigos, no sabemos si al final Jesús vendrá en autobús descapotable. De lo que estamos seguros es que viene acompañado de sus escogidos… Por lo tanto, cuando te encuentres con alguno de ellos, pidiendo en la puerta de la iglesia o llamando al portero de tu piso, durmiendo en la estación de trenes o acurrucado en el banco del parque de los niños, haciendo cola en la oficina del paro o sentado en el comedor de Cáritas…, recuerda: ¡Jesús no tiene que andar muy lejos!

José María Escudero

 

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