«Enseña a tus hijos a dominar la tele»

1 noviembre 2005

M.ª LUISA FERRERÓS, psicóloga infantil, especialista en neuropsicología, está casada y tiene dos hijos, Natalia (15) y Fede (12). Y piensa que hay muchos niños dominados por la tele.
-¿Cuántas horas al día pasan ante el televisor los niños en España?
– Tres horas y media.
– Es mucho, ¿no?
– La cuestión es: ¿cuándo estudian?, ¿cuándo juegan con sus hermanos?, ¿qué tiempo les queda libre para imaginar?
– ¿Les queda alguno?
– A más tiempo ante la tele, menos tiempo para otras actividades: ¡ése es el problema!
– Lo es más que la tele en sí, pues.
– La tele es un gran invento, está ahí y hemos de aprender a convivir con ella: ¡ayudemos a nuestros hijos a no ser dominados por la tele, sino a que sepan dominarla ellos!
– ¿Hay niños dominados por la tele?
– Me trajeron el otro día a una niña de once años que ya no quedaba con sus amigas para no perderse capítulos de sus series favoritas (que eran casi todas), y que incluso se llevaba a la playa su minitelevisor portátil…
– Algo han hecho muy mal sus padres…
– Desde luego. Los padres de otra niña de seis años ¡le han regalado una tele para su habitación! ¡Es aberrante! ¿Meterían los padres una nevera o un minibar en la habitación de la niña? No. Entonces, ¿por qué sí una tele? ¿Quieren hacer de su casa un mero hotel?
– ¿Qué debemos temer de la tele?
– Que es muy absorbente. Por eso debemos dar armas a los niños para que sepan bregar con ella, y hacerlo desde muy pequeños.
– ¿Desde qué edad?
– Desde los dos añitos hay que inculcarles que hay un tiempo para cada cosa: jugar, relajarse, bañarse, cenar… ¡y también para ver la tele! Puede haber media horita para eso.
– ¿Y si el niño implora más tiempo de tele?
– Padres e hijo deben pactar de antemano que eso es lo que hay. Y cuando se agota el tiempo pactado, ¡se apaga la tele y ya está!
– ¿Y si el chaval llora, grita y patalea?
– Calma y firmeza. Que rabie lo que quiera: ya le pasará. Así aprende a tolerar frustraciones, ¡que eso es la vida! Si capta seguridad y determinación en sus padres, aprenderá que hay unos principios, y que los principios se cumplen. Pero si ve que sus padres doblegan sus principios al chantaje de su enfado, ¡ellos pierden toda autoridad ante sus ojos!
– Y entonces el niño se crece…
– Y veo cada día más hijos déspotas. Hoy los padres temen tanto los enfados del niño pequeño, que hacen lo que sea por evitarlos: ¡así sólo están enseñándole a ser un déspota!
– Cuando los críos son algo más mayores, ¿podemos permitirles más rato ante la tele?
– Es cuestión de pactarlo, y de pactar que ese rato de tele se lo ganen tras cumplir con otras obligaciones: es un fruto de su esfuerzo.
– ¿Qué límite de consumo de tele aconseja?
– Entre semana no conviene más de una hora al día. ¡Y siempre con la idea de que primero son las obligaciones que las distracciones!
– Pero es difícil controlarles: los padres no siempre podemos estar en casa a esas horas.
– Suele estar un canguro, una abuela…, que no son referentes paternos para el niño. Aconsejo a los padres llamar por teléfono y preguntar al hijo cómo va todo: ¡que note la presencia de los padres de algún modo!
– La tele emite programas infantiles por las mañanas: ¿podemos dejar que los vean?
– Por la mañana es preferible dedicar el tiempo a desayunar, asearse, charlar…
– Y, por la noche, ¿a partir de qué hora no deberían mirar ya la tele?
– Hasta los 16 años, lo sano es que todos los chicos duerman sus buenas once horas.
– ¡Nadie cumple esas horas de sueño!
– Y por eso los chicos están cansados por la mañana y les cuesta concentrarse en clase. ¿Es natural que la tele marque los horarios?
– Los hijos dirán: «¡Todos hacen igual!».
– Enséñales a tus hijos que ese argumento no sirve. Que busquen cualquier argumento menos el de «todos lo hacen así»: ¡hay que estimular a los niños a que piensen por sí mismos, a que defiendan un criterio propio!
– ¿Y cómo hacerlo en el caso de la tele?
– Tomad la programación televisiva semanal y, juntos, escoged lo que desean ver esa semana, y que ellos te argumenten el porqué de su elección. Que sientan que dominan sus decisiones ante la tele.
– Buena idea.
– En la vida hay que aprender a elegir…
– Y prohibir la tele ¿es una buena opción?
– Si se la prohíbes al hijo y tú la ves, ¡no! Si emana de una convicción íntima y coherente en ese hogar, los hijos lo entenderán. ¡Se educa más por el ejemplo que por otras vías!
– ¿Daría algún consejo de oro a los padres que queramos hacerlo bien en esto de la tele?
– Sólo hay que tener muy claro esto: un niño está indefenso ante la tele. Y, como padres, sois responsables de prepararle para que, cuando llegue a adolescente, tenga criterio, sepa elegir y manejarse solo. Si tenéis esto muy claro, haréis siempre lo correcto.

VÍCTOR-M. AMELA

La Vanguardia 12/09/2005

 

 

 

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